Escrito por Sébastien Perez
Ilustrado por Benjamin Lacombe
Traducido por Elia Maqueda López
Publicado por Lunwerg Editores
Recomendado para los pequeños
Libro álbum – libro informativo
Los libros de Lacombe suelen ser
considerados bellos. Su estilo es reconocido con facilidad y se dedica a
ilustrar libros muy variados, al punto que parece que tiene su propio taller de
ilustración. Por su lado, Sébastien Perez, ha colaborado con diversos autores
destacando principalmente sus colaboraciones con Lacombe. Juntos pareciesen ser
una dupla invencible desde la publicación de su ya célebre El herbario de las
hadas. Empero, no siempre lo logran. De hecho, no han tenido un éxito igual.
Partamos del hecho de que La mejor mamá del
mundo sigue la estructura de un libro informativo. Es un libro esquemático con
una información básica que varía de acuerdo a la especie animal de la que
habla. Los datos son sencillos y cierra con una conclusión sensiblera y fácil. En
páginas posteriores añade alguna información un poco más específica sobre los
animales a los que se ha referido y poco más. En cuatro a texto destacan dos
especies: La mamá ave, aquí se puede tratar de un error de traducción, pues generaliza
el comportamiento de un ave en particular, el cuco, a todas las aves
existentes; por otro lado, tenemos una particularización, sobre una especie de
araña en particular (Stegodyphus lineatus) que tiene un comportamiento bastante
específico. Ya desde el punto de vista de la ilustración nos encontramos con
otra situación.
Reiteremos que el estilo de ilustración de
Lacombe es fácilmente reconocible (lo comparo mucho con el trabajo de Dautremer,
porque esta última corre riesgos, experimenta focalizaciones y puede cambiar de
registro) caracterizado por el empleo de colores vibrantes y los rasgos
neoténicos en sus ilustraciones (cabezas grandes, narices pequeñas, fretes que
se destacan y ojos enormes), lo que en otro tipo de obras es muy bien recibido,
pero que en este caso falsean la realidad. Comparemos por un momento el trabajo
de Lacombe con el de Bestard en Paisajes perdidos de la Tierra (recientemente
reseñado). Mientras Bestard es reposada Lacombe es sensiblero. Bestard busca
ser precisa, Lacombe busca el patetismo. Vale la pena también señalar que otros
ilustradores logran adaptarse a lo exigido por el carácter de la obra. Un
ejemplo de ello es el trabajo de Gusti en La medicina de los animales de la
Cruz del Sur, donde logra imágenes muy realistas lejanas de sus trabajos de literatura
infantil como Trucas, La mosca o Mallko y papá.
Quizá una de las dificultades de Lacombe sea la necesidad de protagonismo, en tanto otros textos buscan que el libro brille por su contenido y por su orientación. En este sentido, La mejor mamá del mundo es un libro que no destaca en el terreno informativo, y donde lo poco que se logra con el texto alfabético es opacado por una ilustración que, aunque hermosa, se aleja de lo naturalista.

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