UNA PANDILLA SALVAJE



Escrito por Erik Zúñiga
Ilustrado por Juan Diego Mejía
Publicado por Editorial Planeta
Recomendado para Lectores en marcha
Novela – Zombis
Literatura colombiana

     Hace algún tiempo no me emocionan las historias sobre zombis. Creo que en algo tiene que ver el cansino cómic The Walking Dead, donde las problemáticas se suceden unas a otras y lo único que se puede esperar es una muerte más cruenta que otra.

     Ha de recordarse que el género de zombies es muy antiguo y nace de la creencia haitiana de poder esclavizar a los muertos para ponerlo al servicio de los vivos. Al menos desde la creencia vudú. Los relatos sobre zombis hicieron parte de la tradición oral y luego Hollywood se apoderó de ellos y fueron un monstruo más, hasta que George Romero hizo de esos relatos una feroz mirada sobre el capitalismo.

     En los últimos años hemos tenido centenares de historias sobre zombis. Esta es una más de ellas. Al menos eso pensaba hasta que llegué a sus últimas páginas y escuché la voz de mis alumnos en medio de sus líneas.

     Según reza la nota sobre el autor, Erik Zúñiga es un autor colombiano con más experiencia en el campo audiovisual que en el mundo de las letras, siendo esta su primera novela. Eso es notorio, por supuesto. El manejo de los diálogos durante gran parte del libro y la constante necesidad de aludir a productos pop del momento para darle vida a los personajes adolescentes lo delatan. Sin embargo Zúñiga parece perseguir una intuición como algunos perros su cola. 

     Una pandilla salvaje, ignoro en verdad la razón del título, narra la historia de un grupo de niños sobrevivientes, la mayor de los cuáles tendrá 19 años, a un apocalipsis zombi. Los hechos entonces acontecen igual que en cualquier cantidad de series y de películas. A saber, el grupo de sobrevivientes se abre paso entre el caos y la locura para encontrar una revelación atroz. Si lo vemos desde este punto de vista, el libro de Zúñiga es un divertimento casi innecesario, puesto que no tiene nada que añadir sobre el tema. Sin embargo, hace poco tuve una conversación con un grupo de estudiantes de secundaria que me mostró un lado de ellos al que no había llegado, están aterrados y no tienen mucha esperanza en el futuro. Siendo hijo de los 80´s, donde esperábamos que en cualquier momento estallara la bomba atómica, puedo comprender en parte esa desesperanza. Empero, la amenaza que se cierne sobre el planeta está cada vez más cercana de hacerse realidad.

     Los zombis no son más que muertos vivientes, cadáveres putrefactos que no saben qué les sucede y que sólo saben seguir adelante sin temor, fe o propósito. Así mismo, la humanidad está siguiendo hacia adelante sin pensar en lo que está haciendo de manera racional. La metáfora, una vez más parece funcionar.

     ¿Qué hicimos a los jóvenes?, ¿qué nos estamos haciendo a nosotros mismos? Los últimos capítulos de Una pandilla salvaje, ese aparente divertimento de segunda, nos lo advierte de una manera sencilla y melancólica. No habrá fénix, sólo habrá ceniza.

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