HISTORIAS DE FANTASMAS DEL JAPÓN

 

Escrito por Lafcadio Hearn

Ilustrado por Benjamin Lacombe

Traducido por Alejandro Tobar e Isabel Soto

Publicado por Edelvives

Recomendado para jóvenes lectores

Libro ilustrado

 

     Benjamin Lacombe es uno de los ilustradores más reconocidos de la actualidad, tanto en la literatura infantil como en la juvenil. Desde su ya mítico El herbario de las hadas, realizado en conjunto con Sébastien Pérez, su popularidad y versatilidad no han dejado de aumentar. Sospecho por mi parte, que muchas de las cosas que vemos a su nombre no son enteramente de él, que a la manera antigua ya está haciendo taller (en los créditos de este libro aparece “Benjamin Lacombe asistido por Adeline Richet-Lartigue”, en tanto en los agradecimientos aparecen los nombres de dos personas más). Por otro lado, el estilo de Lacombe es fácilmente identificable, tanto en rasgos como en el empleo de colores y no sé hasta que punto eso lo hace fácilmente imitable. Sin embargo, hay algo a tener en cuenta, este no es un libro de Lacombe, este es un libro de Lafcadio Hearn.

     Entramos aquí en un terreno interesante. En muchos casos, en los álbumes, en los libros ilustrados, las colaboraciones tanto del escritor como del ilustrador hacen que ambos sean ilustradores y escritores a la vez (esto lo saben muy bien quien haya escuchado de la dupla de Buitrago – Yockteng), en los libros ilustrados este proceso no siempre es así (quienes hayan escuchado a Dautremer hablar sobre su proceso de ilustración de Seda, sabrán que ella no leyó el libro para ilustrarlo, y su trabajo es tan glorioso que no solo propone tres niveles de interpretación diferentes posibles, si no que se adueña del texto de tal forma que pareciese que ella misma lo hubiese escrito). Esto se acentúa más en la ilustración de libros cuyos autores están muertos. Luego, está la propuesta editorial. Edelvives toma un puñado de relatos de Hearn y le da un protagonismo manifiesto al ilustrador y a la presentación gráfica de tal manera que casi no hay página que no tenga una ilustración, una intervención gráfica, el resultado es bello y atractivo, provocando en el lector el deseo de ver el volumen en su biblioteca y de compartirlo con otros. Edelvives pone la atención manifiesta en Lacombe y parece olvidar a Lafcadio Hearn. En el índice ni siquiera aparece el título de los relatos (solo unos pocos) a cada cual más sobrecogedor que el anterior.

     Lafcadio Hearn vivió tan sólo 54 años, muriendo en 1904.Es un periodista, que en sus últimos 8 años reside en Japón, tierra de la que se enamoraría y de la que recopilaría una buena cantidad de relatos. Su lugar como recopilador aparece de forma patente en alguno de los relatos donde funge como observador imparcial. Así mismo, su pluma como periodista es evidente en la manera en la que cuenta el relato, en la posición en que se pone, documentando un hecho del que no ha hecho ni hará parte. Hearn no ha padecido miedo con estas historias, pero es consciente de que son relatos que inspiran miedo y lástima a partes iguales en muchas ocasiones.

     Muchas personas están conociendo en español la obra de Hearn a través de estos libros de Edelvives (también está en esta colección Espíritus y criaturas de Japón), esperamos que con el tiempo nos lleguen más de sus publicaciones.

    

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