EL ESTRECHO SENDERO ESTRE DESEOS

 


Escrito por Patrick Rothfuss

Ilustrado por Nate Taylor

Traducido por Gemma Rovira

Publicado por Plaza Janés

Novela corta

Recomendado para jóvenes lectores

 

Rothfuss tiene el peso enorme, al igual que Martin, de finalizar una serie de libros que ha sido muy exitosa. Demasiado exitosa. Ante ellos la muchedumbre se abalanza exigiendo su trozo de carne. Me imagino que ambos se encuentran un poco paralizados por el temor, hallándose entre el temor a decepcionar a su público y el temor a no estar a la altura de ellos mismos, del mundo que han confeccionado. Así, mientras Martin se dedica a todos sus proyectos de adaptaciones audiovisuales y profundización en el pasado de Canción de hielo y fuego, Rothfuss avanza como puede y nos regala este relato.

El estrecho sendero entre deseos no es precisamente un relato nuevo. De hecho, es una adaptación y modificación de una historia ya publicada titulada El árbol del relámpago, y al igual que en su momento La música del silencio, protagonizada por Auri, es protagonizado por un personaje que consideramos secundario en La crónica del asesino de reyes, Bast.

Desde el amanecer seguimos a Bast en su trasegar y sus relaciones con el pueblo al lado del cual está la taberna de Kvothe. Un elemento importante a recordar es que Bast pertenece al pueblo de las hadas y eso hace que todas sus relaciones y la forma en que las establece sean de carácter sospechoso, tengan dobleces, intenciones ocultas, juegos vanos. En suma, se trata de un relato encantador. Ahora bien, desde el punto de vista de la edición es otra cosa. El estrecho sendero entre deseos no es una novela per se, si acaso podría llegar a noveleta. Su extensión de 232 páginas se alcanza por la letra grande, el espaciado y el generoso número de ilustraciones. No se trata de una mala edición, si no de una que podríamos denominar engañosa. Aquí, por ejemplo, podríamos detenernos en el papel de las ilustraciones. En este sentido Nate Taylor realiza un papel bastante decente de lo que sucede en el libro, pero no pasa de ahí. Sus ilustraciones son más que decentes, aunque no aportan nada al relato. Si comparamos, por ejemplo, el trabajo de Taylor en este libro con el de Maurice Sendak en Donde viven los monstruos, este último lo supera con creces, pues amplía y enriquece el relato propuesto en el texto alfabético.

El estrecho sendero entre deseos es un relato divertido, seductor, pícaro, que mantiene atrapado al lector de principio a fin en tanto aumenta las fronteras del mundo propuesto en Crónicas del asesino de reyes. Nos ayuda a pasar un poco el rato mientras esperamos el fin de esta trilogía.

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