LAS RICAS HORAS DE JACOMINUS GAINSBOROUGH

  



Escrito e ilustrado por Rébecca Dautremer
Traducido por Elena Gallo Krabe
Publicado por Edelvives
Recomendado para Lectores en marcha 
Libro álbum

 Hace algún tiempo no me entusiasmaba por un libro infantil. Reconozco la calidad en muchos de ellos, pero no recuerdo que alguno de ellos me pintara una sonrisa enorme en el rostro. Las ricas horas de Jacominus Gainsborough ha dado una enorme pincelada de color a mi mundo. 
 He admirado el trabajo de Rébecca Dautremer desde que la conocí con Cyrano y luego con Elvis y luego con Seda y luego con El pequeño teatro y luego con Una biblia. En todas ellas, si la memoria no me traiciona, solo la había conocido como ilustradora. Es el primer libro donde la encuentro como autora. El encuentro no pudo haber sido más maravilloso. 
 Una de las características, casi que un mandamiento, en la literatura infantil actual es la sencillez. Las historias han de ser sencillas, el lenguaje no debe tener palabras altisonantes a menos que sean estrictamente necesarias y se presentan pocas o ninguna ambigüedad, Pocos autores se atreven a enfrentar este mandamiento actual. Más si se trata de libros ilustrados. El gran Neil Gaiman incluso llega a publicar un adefesio como sus libros de Chu que se adscribe por completo a este requerimiento. 
 Rébecca desafía esta idea. Presenta un relato de crecimiento, donde seguimos al personaje principal desde su nacimiento hasta la tumba, un poco a lo David Copperfield, un poco a lo joven Werther. Su propuesta parte desde el mismísimo título: Las ricas horas (un arcaísmo de que ella dice que “es una forma poética y refinada de hablar de la vida de una persona”. Y luego añade, “Y digo “refinada” porque en este libro he usado palabras complicadas como “ricas horas” para referirme a una cosa sencilla, como es la vida”.) de Jacominus Gainsborough (¿pudo haber buscado un nombre más rebuscado, más ajeno a la vida de un niño y a la literatura infantil actual?). Después se sumerge en una remembranza poética a través de la cual acompañamos a Jacominus hasta el momento en que “muy dulcemente se durmió bajo el almendro”. Jacominus crece en un hogar con conflictos, tiene un accidente que le obliga a llevar muletas toda su vida, se enamora y envejece, deteniéndose en las cosas pequeñas e importantes de la vida, lo que hace también que como lector te detengas en los detalles. Además, además, no olvidemos que Rébecca Dautremer es ilustradora, y no cualquiera, es una ilustradora magnífica que dota de una vida propia cada una de sus imágenes, y que desde la presentación del libro nos dice que hay que detenernos en esas imágenes, que en ellas se pueden encontrar muchos detalles que enriquecen la historia y la cargan de nuevos sentidos. 
 No puedo decir otra cosa en el momento, lean Las ricas horas de Jacominus Gainsborough. Su alma se los agradecerá. Comparte el mismo espíritu de El alma perdida.

Comentarios