MAÑANA EN LA MAÑANA PIENSA EN MÍ

 


Escrito por: Javier Marías

Publicado por: Anagrama

Recomendado para grandes lectores

Novela


Cuando muere un actor no leído y muy recomendado queda siempre la duda acerca de su calidad y la razón de su reconocimiento. Al morir Marías en el 2022, algunas personas del grupo de lectura se preguntaron acerca de sus novelas y de su forma de escribir. A mí me ha gustado Marías por el magnetismo de sus inicios y porque obliga al lector a detenerse, a mascullar sus frases, a no atragantarse con los sucesos puesto que los sucesos en muchos casos pasan a un segundo plano dejándole el protagonismo a la reflexión. Así, era inevitable que un título de Marías surgiera como un a posibilidad a elegir. Fue como arrojar carne a leones hambrientos, los miembros del club de lectura se abalanzaron sobre él. Lo que no esperaba fue lo que sucedió después. 

Mañana en la batalla piensa en mí parte de una premisa brutal: ¿Qué pasaría si… esa mujer desconocida con quien pienso pasar la noche muere de un momento a otro? Lo que podría ser incluso un cuento corto es desarrollado por Marías hasta las saciedad cuando seguimos a su protagonista en los entresijos de su vida y su pasado y su visión de la familia de la desconocida, entre tanto nosotros, los lectores, quisiéramos tener una vara para azuzar al protagonista a que mueva el culo y deje de reflexionar de forma absurda acerca de los misterios de la vida, el universo y todo lo demás. El ritmo de la novela es el ritmo de nuestra vida, el flujo del pensamiento busca semejarse al nuestro en casi todo momento. De esta manera, seguimos los pensamientos de Víctor, el protagonista y narrador, quien se detiene en sus recuerdos y que, igual que nosotros, puede olvidar el hilo de sus pensamientos al cambiar de cuarto. 

Mañana en la batalla piensa en mí no tiene prisa alguna en llegar a alguna parte, tiene la misma claridad en su destino que la de un río y no le importa las desviaciones que se tome para llegar a su desembocadura. En este sentido los lectores del club de lectura se dividieron en dos grandes grupos, quienes querían saber qué pasaba y quienes disfrutaban saber lo que pensaba y sentía Víctor. Lo curioso es que el grupo de impacientes, más de un mes después, aún comentan con deleite y apasionamiento su experiencia de lectura. Así leemos a Marías, así nos obliga, siguiendo su propio ritmo con el que se va quedando en/ con nuestras cabezas, sin prisa alguna.

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