CUADERNO DE ENTOMOLOGÍA

 


Escrito por Humberto Ballesteros

Ilustrado por Ana María Velásquez

Publicado por Animal Extinto

Recomendado para grandes lectores

Colección de cuentos – Literatura colombiana


Durante los últimos años, casi sin darme cuenta, he leído cada vez más y más a autores colombianos. No se trata de una búsqueda planificada, es sólo que los recorridos que hago en las ferias del libro o en las bibliotecas me llevan a editoriales que no son las de siempre. Tal vez sea por mi temor ante el Disney de las editoriales, la Penguin Random House, o su Apple, Amazon, que he ido trazando otros caminos entre editoriales independientes, que hacen otras busquedas, que con sus fondos de publicación proponen una resistencia a mucha escritura pensada de antemano en la venta masiva y donde no se toma mucho riesgo. Mucho daño en este sentido puede hacer Goodreads, en este sentido, o tiktok, con sus hilos que comentan casi siempre los mismos libros con características muy similares.

Cuaderno de entomología atrapó mi atención desde el anaquel de una biblioteca. Quizá fue su portada sin colores rimbombantes o ilustración sencilla o mi coqueteo con los libros sobre animales. El caso fue que sin saber nada de la editorial o el autor (no comento en este momento sobre la ilustradora porque simplemente no estaba en mi radar) decidí llevármelo a casa y con los días, tampoco supe como ni cuando, el placer de su lectura me consumió por completo. 

Este libro, del que se dice que es la primera obra de Ballesteros, es una colección de diez cuentos que, como los insectos de las colecciones entomológicas, han sido atravesados de forma precisa y ordenada sobre el papel con el alfiler del lenguaje. Cada palabra parece haber sido pensada y elegida de antemano con rigor científico, poético. Los relatos en sí son diversos, tocando temas cotidianos, mágicos, místicos, diversos. Se respira amor aquí, pero también odio y olvido. 

Entre todos los relatos recuerdo con especial agrado Una libélula, casi heredero de Las ruinas circulares de Borges, pues todo acontece en un espacio onírico, y Una colmena donde todo tiene una suerte de atmósfera ominosa. 

Por último, pero no menos importante, es necesario resaltar el trabajo de Ana María Velásquez, quien con gracia ha plasmado con el amor del naturalista a cada uno de los insectos que componen este Cuaderno de entomología. Cada una de las ilustraciones representa tanto al animal como a la múltiples posibilidades simbólicas a las que alude el relato. 

Si ven este libro por ahí, recuerden que es una colección de animales bellos, pero peligrosos.       


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