TRES LIBROS/ ARTEFACTOS DE OTRA EDITORIAL






Otra editorial ha puesto en escena una colección bastante interesante. Su nombre es 20 x 2 y da origen a un conjunto de libros que siguen la idea, en sus palabras, de los fanzines. Cada volumen se halla guardado en un cofre de cartón con información paratextual del propósito de la colección y del autor en particular. Al abrir cada cofre nos encontramos con un tesoro. Son trabajos en tapa dura y papel fino completamente ilustrados y con textos cortos de corte poético. Cada volumen está numerado (son 202 impresiones de cada volumen), lo que aumenta la sensación de tener un objeto finito y no fácilmente reproducible por otros medios, puesto que se trata de un producto desplegable de forma poco tradicional. 

Si nos atenemos a la editorial, la propuesta ha sido realizada a “veinte creadores de producto gráfico a nivel nacional (…)” dando como resultado, al menos, veinte libros o artefactos. 

En mis manos han caído A veces me habito de Laura Díez, Nada está pasando de Amalia Restrepo, y Espuma de Sandra de Bedout R. con texto de Carolina Correa R. No deja de ser interesante que el nombre de Carolina Correa R. no esté incluido en la lista de Creadores Primera Colección que incluye Otra editorial en sus libros.  

A veces me habito. Realidades ilustradas propone un viaje a través de una paleta de colores que comienza en tonos de grises hasta convertirse en un estallido de color, en tanto el texto alfabético comienzan con afirmaciones dubitativas, e incluso siniestras, a una completa aceptación de ese proceso llamado vida.

Nada está pasando da cuenta de un proceso de reisiliencia ilustrada a través de unas imágenes explícitas con unas palabras que todos nos hemos dicho alguna vez; Nada está pasando.

Espuma da cuenta de la nostalgia por la inocencia infantil. A nivel gráfico tiene una impresión retro, en tanto el texto es quizá el más elaborado.   

A nivel gráfico los volúmenes son atractivos, de hecho parecen estar propuestos como objetos que sirven para decorar un espacio, al tiempo que llaman a detenerse en ellos y las reflexiones que proponen. A nivel alfabético, los volúmenes son lo suficientemente cortos para que en algunos casos no resulten empalagosos o excesivamente melancólicos o fútiles. Se proponen como detonantes de ideas que pueden completarse en el lector, pero que tal vez no se sostendrían a través de un mayor número de páginas. No hay que olvidar que la idea fue propuesta a artistas gráficos, no a escritores. Quizá, intuimos, el formato libro como artefacto, está más pensado como objeto de interés que como objeto literario. Son propuestas bellas e interesantes, ¿evolucionarán en algo más? 

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