ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS (incluye Al otro lado del espejo)

 

Escrito por Lewis Carroll

Ilustrado por John Tenniel

Traducido por Mauro Armiño

Publicado por Valdemar

Recomendado para los pequeños

Nonsense – cuento 


Después de muchos años de haberlo leído, de tener la versión ilustrada por Dautremer y tener este en los anaqueles por aquello de la traducción (la versión de FCE es traducida del francés), he vuelto al País de las Maravillas en compañía del club de lectura de whatsApp. 

Entendemos entonces que Alicia no es una obra fácil para el adulto, pues en todo busca la clave, el enigma, el secreto, la alegoría, y el nonsense es precisamente todo lo contrario. Así, por ejemplo, fue fácil seguir la estructura que recuerda los relatos fantásticos, donde cada capítulo está regentado por una criatura diferente (ratón, sombrerero, reina), pero al intentar asir el sentido de los sucesos el goce se perdía, la sensación en muchos momentos parecía la de estar a punto de entender un chiste sin terminar de hacerlo. 

Es comprensible el goce de los más pequeños al enfrentarse a Alicia. Es comprensible que al intentar adaptar la obra al lenguaje cinematográfico le intenten dar cierto hilo narrativo, pues la mente adulta tiende a buscar darle coherencia al mundo y en Alicia la lógica es la de los sueños, no la del mundo de referencia. No puedo dejar de preguntarme si Alicia en el País de las Maravillas sería recibida de la misma manera que antaño de ser publicada hoy. 

Por otro lado, Al otro lado del espejo y lo que Alicia encontró allí, ofrece una obra mayor estructurada con un elemento pavoroso. Al no ser jugador de ajedrez, ignoro hasta que punto la secuencia que emula, o finge emular, Carroll en esta obra es seguible. Sin embargo, desde la misma narración se observa una obra más estructurada, cargada en este sentido de alegoría, pero, por la misma razón - ¡Ay!, ¿quién entiende al ser humano?- más pobre en comparación. Carroll acude aquí a personajes reconocibles de la tradición anglosajona como Humpty Dumpty y Tweedledum y Tweedledee, así como a las piezas de ajedrez, lo que hace que la obra se sienta un poco menos original. Sin embargo, gana en pavor, cuando, en contraste con Alicia en el País de las Maravillas, se pregunta acerca del soñador, ¿Alicia o el rey rojo?

Esta edición de Valdemar es preciosa, tanto por el formato como por las notas y la introducción, además de incluir las ilustraciones clásicas de Tenniel y el mismo Carroll. El prologuista, además, nos centra en la lógica como problema a seguir, alejando nuestros pensamientos de otros más siniestros como la pederastia o el consumo de drogas. 

Alicia, a quien nos atrevemos en esta ocasión a cuestionar un poco como adultos, es una obra que requiere ser revisitada, pero que, a mi modo de ver, es el alma infantil, aún no atada por los hilos de la lógica, quien más la disfrutará. 

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