EL GUSANO

 


Escrito e ilustrado por Luis Carlos Barragán

Publicado por Ediciones Vestigio

Recomendado para jóvenes lectores

Ciencia ficción – Literatura colombiana


Conocí a Luis Carlos Barragán a través de Eufóricos caminantes nocturnos, cuento publicado en una antología compilada por Rodrigo Bastidas. El relato me dejó tan buen sabor de boca que no dudé en hacerme con Tierra contrafuturo. Ahora, con El gusano en mi biblioteca, estoy empezando a pensar que tengo un nuevo escritor colombiano favorito. 

Crecí en una época en la que leía Stephen King, Ray Bradbury e Isaac Asimov. No estaba bien visto en Colombia cualquier cosa diferente a un realismo sin ambigüedades. De hecho, un concurso importante de escritura, el Jorge Isaac si mal no recuerdo, si no es un efecto Mandela, tenía entre sus reglas que el relato reflejara la realidad del momento en el país. Los únicos referentes en Colombia para la ciencia ficción eran René Rebetez y Antonio Mora Vélez. Por fortuna, esta es otra época. 

El gusano relata lo que sucedería en nuestro país, en particular, y en el mundo en general, de amanecer un día sin las fronteras de nuestro cuerpo. Dicho de otra forma, con la posibilidad en que los cuerpos se fusionen unos con otros. Surge así una nueva humanidad que se debate entre mantener la pureza de su identidad y en experimentar los límites de la nueva situación. Por supuesto, todas las formas de relacionarse se trastocan, se transforman y confunden. En ese mundo se mueve César, un joven de Timbío, que ha quedado marcado para siempre con una fusión temprana. Así, a través de movimientos sociales, políticos y económicos, César se transforma en periodista, se confunde, se obsesiona, y permanece atento a la posibilidad de encontrarse de nuevo con Sara, esa chiquilla con quien se fusionó en su niñez. 

Esta novela de Barragán explora los límites de la identidad en el ser humano, hasta qué puntos somos nosotros y hasta qué punto esta identidad depende del cómo nos perciben los demás; explora también la creencia en un ser superior de una manera por completo diferente a la que nos hemos acostumbrado; además del enorme guiño queer (espero estar usando bien el bendito término) a lo largo de sus páginas (en otra ocasión me explayaré en la relación entre la fantasía y la ciencia ficción con lo queer).   

Hay vicios, empero, de una vieja ciencia ficción que necesita construir el mundo ante el espectador antes de relatar la historia que sucede en ese mundo, esto hace que en algunos pasajes sea cansina la lectura, pues es obvio el engolosinamiento del autor con el mundo que ha concebido aunque no se sepa bien para donde va el relato. 

Un aparte adicional merecen las ilustraciones que acompañan el libro. Barragán, además de magnífico escritor, es graduado como artista plástico, lo que demuestra en las pocas ilustraciones a todo color que acompañan el libro. Los colores son vibrantes, hipnóticos, en tanto la extrañeza de las escenas que ilustran es magnética. 

Por último, no puedo dejar de señalar que Ediciones Vestigio es una nueva editorial colombiana que le está apostando a lo que aún es una literatura de nicho en Colombia: la fantasía, la ciencia ficción y lo weird.  

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