Escrito por Luis Carlos Barragán Castro
Editado por Minotauro
Recomendado para Jóvenes lectores
Novela, ciencia ficción, literatura colombiana
Mucho se habla de la literatura
colombiana. Se menciona a Tomás González, Piedad Bonnet, Pilar Quintana y Ricardo
Silva Romero con cierta frecuencia dada la calidad de sus escritos y su reconocimiento
internacional. Su obra es sólida, reconocida y publicada en sellos
internacionales. Sin embargo, no se está hablando lo suficiente de Luis Carlos
Barragán Castro.
Disculpadme, mi voz en este
momento es la voz del fanático de la ciencia ficción.
Cuando se habla de ciencia
ficción colombiana es habito mencionar a soledad Acosta de Samper, Antonio Mora
Vélez y René Rebetez. Poco más. Con todo, hay dos nombres que en la actualidad están
haciendo historia: Rodrigo Bastidas, responsable de una antología en dos tomos
de ciencia ficción colombiana, publicada por Planeta, y El tercer mundo después
del sol, una antología de ciencia ficción latinoamericana, publicada en la
mítica editorial Minotauro. Todo lector de ciencia ficción en español sabe el
valor editorial de Minotauro. La función de Bastidas es la de compilador, reúne
cuentos, reúne voces y las presenta ante el público. Un nombre que se repite en
las antologías de Bastidas es el de Luis Carlos Barragán, autor de Tierra contrafuturo.
Barragán ha escrito un montón de
cuentos (destaco enormemente Eufóricos caminantes nocturnos), El
gusano (estoy en su busca) y esta novela, con la que debuta directamente en
Minotauro. Tierra contrafuturo es una novela ambiciosa, entretenida y
muy divertida; es también política, filosófica y queer (podríamos decir
que toda ciencia ficción donde hay relación con criaturas extraterrestres es queer).
Contra todo pronóstico, Barragán ubica el centro de la acción en la selva
colombiana. Digo contra todo pronóstico, porque algo que siempre parece haber
limitado la vertiente espacial de la ciencia ficción colombiana es que no poseemos
la tecnología suficiente para la exploración espacial. Sin embargo, Barragán
resuelve esa situación y ubica a Colombia en el centro de toda una revolución
económica, política y científica, sin ceder en ningún momento al idealismo.
Barragán es ácido y brutal, nos sabe peones en un gigantesco juego de azar, y
lee muy bien lo que sucede a nivel nacional e internacional. De manera indirecta
vemos el reflejo de la actualidad política de nuestro país, nuestra relación
con Estados Unidos, nuestro conservadurismo e hipocresía. El resultado es
arrasador, entretenido y cínico.
Un aspecto que resalto, además de
todo lo anterior, es que Barragán renuncia a la antropoformización de los
extraterrestres. De hecho, una parte importante del libro es una suerte de
bestiario de criaturas extraterrestres, todas tan diversas e inverosímiles, que
no pueden ser más que creíbles
El final, por supuesto, tratándose de un mundo trágico como el nuestro, es agridulce. No podría ser de otra forma. Es un final justo, como las lágrimas del policía de Philip K. Dick.
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