EXTRAÑOS EONES

 


Escrito por Emilio Bueso

Publicado por Valdemar

Recomendado para Jóvenes lectores

Novela – horror cósmico

 

     Llegué a esta novela por Santiago Caruso. Es decir, estaba buscando libros ilustrados por Caruso, cuando llego a este libro con portada de Caruso y texto de Bueso. Últimamente el mundo me lleva a Bueso. Yo me había enamorado de sus mundos con Los ojos bizcos del sol, yo me afirmo en este amor con Extraños eones.

     Esta es una historia de héroes lunares porque es una historia ambientada en el mundo concebido por H. P. Lovecraft. Más aún, en contraste con Lovecraft, sus personajes son lo más alejado que se pueda encontrar del mundo ilustrado, porque son niños, porque son marginados, porque son huérfanos, y porque viven en Egipto. No había esperanzas para ellos antes de que los hechos comenzaran a desarrollarse. De hecho, esta suerte de muertos en vida, habitan de antemano los panteones. No hay oro lugar para ellos en la tierra. Al fin y al cabo, son niños olvidados.

     Para los iniciados en el horror cósmico es claro que existen una enorme cantidad de monstruosidades dentro del bestiario de Lovecraft mucho más aterradoras que el mismo Cthulhu. En ese sentido, Bueso es atrevido pues explora deidades que están más allá de los mitos conocidos. Por otro lado, aúna el mundo de Lovecraft con un antiguo relato que a veces tendemos a olvidad a pesar de ser un tópico: El flautista de Hamelin, pues de niños perdidos va esta historia.  

     Extraños eones es un relato atrevido, que juega constantemente con la repetición sin ser cansino, pues nos envuelve en una suerte de cantinela que nos mantiene pagados por completo. Así mismo, es raudo, no sabemos en qué momento el pequeño mundo de nuestros protagonistas se expande y comienza todo a perderse pues el tamaño nos abisma. No podemos olvidar, unido a lo anterior, que es un texto magnético que devoras sin cuartel. Curiosamente es un mundo cruel y duro en el que no podríamos sobrevivir, y, sin embargo, no podemos evitar que esas 280 páginas sean más, encantadoramente, vivas que nuestra propia cotidianidad.

     Una completa pasada, tío. 

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