Escrito por Blake Crouch
Traducido por Alberto Chimal y Raquel Castro
Publicado por Océano
Recomendado para jóvenes lectores
Tecno thriller
Crecí bajo la influencia de Stephen
King, Michael Crichton, H.P. Lovecraft, Isaac Asimov, Ray Bradbury y William
Gibson. Los libros eran pasados de mano en mano entre unos dos o tres amigos y
unos dos o tres compañeros de clase. En la
ciencia ficción bebí de la New Age y la edad de oro, luego descubriría el cyberpunk.
Así mismo he leído basura de la peor especie disfrutando su guarrada y me he
devanado los sesos con las obras de Stephenson o de Cixin Liu, y me he aburrido
con las distopías en algunas ocasiones porque en mi época leí mucho más de
mundos postapocalípticos.
La palabra recursión que da título
a este libro era para mí una promesa porque algo de ella había en Jurassic
Park de Michael Crichton. La premisa, que se encuentra en la contraportada
del libro, era así mismo una promesa. Recursión es un tecno thriller, no
ciencia ficción. Importa más el protagonismo de las empresas que las
consecuencias que los elementos científicos pueden tener en el día a día de las
personas (estoy siendo simplón, lo sé).
La idea principal es que hay una
epidemia de falsos recuerdos que está asolando a la población de la tierra.
Descubrimos empero que esto tiene que ver con una investigación sobre la
memoria donde se termina descubriendo la posibilidad de los viajes en el
tiempo. No hay paradojas en este caso, porque Crouch toma el camino de Avenger:
Endgame y convierte cada viaje en un generador de nuevas líneas temporales.
De esta manera, al igual que en Avengers, se busca negar las
complicaciones de la causalidad. Sin embargo, las nuevas líneas temporales
coinciden en algún momento y esto conduce a una guerra mundial. En medio de
esto, la investigadora y un policía, que por obra y gracia de un Deus ex
machina, terminan juntos se dedican línea temporal a línea temporal a
intentar encontrar una salida a todo este asunto.
El problema de Recursión
no es su premisa. Es un problema de manejo de elementos que escapan del control
de su creador, quien parece confundir la forma y el fondo, el continente y el
contenido. Tenemos romance, promesas de persecución, un villano que ha
trascendido el tiempo (y que desaparece de la manera más fútil posible), y un
entrampamiento temporal ad absurdum, tanto para los protagonistas como
para el lector.
El resultado de todo esto es uno
de esos libros de consumo rápido y olvido pronto (al menos en eso es
misericordioso).
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