Escrito por Ana María Díaz
Ilustrado por
Manuela Fandiño
Publicado por El
salmón editores
Recomendado para
Lectores en marcha
Libro álbum
En
una noche cercana, Silvia, Elizabeth, Maday y yo hablamos sobre Los
dinosaurios, libro que Silvia había discutido en algún momento en su Sofá
de cuentos. El punto central, palabras más, palabras menos, era la “estafa”
que venía siendo el título para un niño. Para entender esto, por supuesto,
tengo que explicarme.
Los
dinosaurios narra la historia de un padre que le cuentas historias de,
verbigracia, dinosaurios, a su hijo, y después, como sucede con todos los
padres, muere en algún momento. El hijo, entonces, es quien relata ahora las
historias de dinosaurios y, en algún momento, muere y se reúne con su padre. No
conocemos más detalles de la vida de ambos. Son prescindibles. El libro,
además, viene acompañado de diversas imágenes en, creo, lápices de colores
desvaídos que, asumo, buscan representar la infancia. A nivel narrativo, tanto
textual como gráfico, la metáfora funciona, es clara y no deja duda alguna para
el lector; es, pues, un relato acerca de la muerte. El problema son los
dinosaurios.
Algo
sucede con los dinosaurios y los niños. Creo que Crichton en Jurassic Park o
El mundo perdido reflexiona sobre ello diciendo, admirando la increíble
apropiación que los niños hacen de todas esas palabras raras y de difícil pronunciación,
su increíble capacidad para diferenciarlos, incluso cuando aún no han terminado
de dominar el alfabeto, y, en algún momento, concluye que los dinosaurios
pueden ser una metáfora de los padres. En este sentido, Los dinosaurios,
representa de forma perfecta esa idea.
El
corazón y la botella es otro libro que habla de la pérdida. Sin embargo, se
detiene más en el duelo y nos permite enfocarnos más en la protagonista, lo que
genera un lazo de empatía más fuerte con lo que se nos narra. Por otro lado, un
libro que, desde mi punto de vista, nos “estafa” desde el título, tanto a nivel
alfabético como gráfico, es La máquina de sueños que promete algo de lo
que se sale por la tangente y de malas maneras. En contraste, Los
dinosaurios emplean estos como un relato válido que mantienen su
protagonismo a nivel gráfico en tanto funcionan como metáfora a nivel alfabético.
Con todo, ha de reconocerse una cosa. Se trata de un libro complejo que, al momento de mediarse, si se considera que esta mediación es necesaria, ha de ser más de uno a uno para poder repasar sus diversos matices.
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