EL INFINITO EN UN JUNCO




Escrito por Irene Vallejo

Publicado por Siruela – De Bolsillo

Ensayo

Recomendado para Jóvenes lectores

 

     Esta es una historia contada muchas veces, como Caperucita. Es la historia del libro, es la historia de las letras. La hemos escuchado, con suerte, en los colegios; la hemos leído, con suerte, en otros libros; y si no la hemos leído, la hemos inferido de otras experiencias. La hemos colegido. Es la historia de los primeros libros y cómo estos impactaron la humanidad.

     Los hechos no son nuevos (Había una vez una niña con una caperuza roja…). Sin embargo, el abordaje y la sensibilidad son diferentes. Vallejo comienza adentrándonos en el periplo de unos jinetes que están yendo por el imperio consiguiendo rollos, rollos raros, rollos que no hayan sido repetidos, rollos que su señor no posee aún. Nos sitúa en Alejandría (luego pasará a Roma, pero todo a su tiempo. Hay que caminar antes de encontrarse con el lobo) y nos cuenta acerca de Alejandro y sus búsquedas y el amor que engendró y que no se trató solo de libros sino de estudiosos y lectores. Vallejo nos cuenta acerca del inicio del imperio y, luego, nos contará de su caída. Amamos a Alejandro a través de sus palabras, y nos sentimos identificados con ella, aunque nunca hayamos tenido un papiro en nuestras manos. Cada página nos deja una línea, un hecho, una anécdota que nos sorprende, que nos acoge, que nos llama. Además, porque Vallejo no se queda en las calles de Grecia y de Roma, nos traslada a través del tiempo y el espacio, nos cuenta como esas vidas vividas hace mucho tiempo han tenido repercusiones hasta hoy; nos devela cómo se vivía en aquellos tiempos, como se era autor o lector. Vallejo nos conquista, nos seduce, a punta de anécdotas.

     Hay una enorme cantidad de lecturas detrás de El infinito en un junco, pero Vallejo no nos las enrostra. Nos comparte lo que de ellas ha sacado, nos comparte historias bellísimas y algunos asuntos bastante sórdidos también. Nos cuenta un chisme delicioso, y como buenos chismosos prestamos atención.

     Luego llegamos a Roma. No le perdono que no haya hablado de la influencia del futhark nórdico en nuestro actual alfabeto. Sin embargo, Vallejo nos cuenta de los autores y cómo hicieron para ser reconocidos en un mundo que desconocía los derechos de autor; cómo se construyeron enormes bibliotecas que luego el tiempo y las invasiones saquearon, pero fueron conservadas por las erupciones, o, al menos, por esa erupción. También nos cuenta la importancia de los santos en las letras y también porque no se bañaban.    

     Vallejo no escatima con nosotros. Nos pone a su nivel, nos divide el libro en pequeños capítulos de unas cuantas páginas por si leemos de prisa o por si el tiempo no es mucho. Es inteligente, entiende al lector de esta época, nos subyuga. También es interesante, no se puede dejar de señalar, que la editorial también buscó que de forma rápida El infinito en un junco pudiera llegar a más gente. En pocos meses, el libro Debolsillo se editó e hizo también que el texto fuera más popular aún.

     El infinito en un junco, es un libro repleto de delicias, de encuentros y desencuentros, de chismes y erudición, es un libro que se hace amar y que se abre a fuerza de humor e inteligencia un lugar en nuestra estantería. 

Comentarios

  1. No se trata de que se hayan contado o se repitan las historias, se trata del punto de vista del autor, eso si no se puede repetir. (Había una vez una niña con una caperuza roja…)

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