EL MAESTRO Y MARGARITA

 



Escrito por Mijaíl Bulgákov

Traducido por Amaya Lacasa

Introducido por José Luis Gimenéz-Frontín

Publicado por Círculo de Lectores

Recomendado para Grandes lectores

Literatura rusa – novela

 

     Por supuesto tenía que tratarse de los rusos. La última lectura que se había elegido en el grupo de lectura por WhatsApp había sido El jugador de Fiódor Dostoyevski, y un sector del grupo pretendía seguir con la literatura rusa. En plena pandemia. Así que aproveché que la lectura recaería de nuevo en mí para tender una red que era una trampa, Bulgákov.

     El maestro y Margarita es la más rusa de las novelas rusas que he leído y, al mismo tiempo, la que menos lo es. En esta obra Bulgákov recoge el testigo de Zorrilla y de Goethe, y propone su propio pacto con el diablo, su propia cacería salvaje. Si embargo, parece ser que la tarea le parece sencilla y se lanza además a realizar una crítica contra las mismas instituciones rusas y profundiza en la relación entre Poncio Pilatos y Jesús de Nazareth. Todo al mismo tiempo, en una novela de 426 páginas. Súmese a eso que los protagonistas de la historia (verbigracia, el maestro y Margarita) solo aparecen en la segunda parte de la historia.

     Es la menos rusa de las novelas rusas que he leído, porque en comparación con las obras de Dostoyevski o Tolstoi, no hay aquí una introspección minuciosa y pesadillesca del alma humana. El relato es un carnaval, es un truco, es una fiesta, pero también es una crítica a las instituciones rusas del momento. Hay una burla feroz a la jerarquía establecida alrededor de los escritores comunistas, a la forma en que, sin importar su talento, estos vivían del estado de una manera bastante infantil. Hay una burla a Pushkin, hay un reconocimiento a Dostoyevski, quien no puede morir, quien es inmortal (p.382).

     Por otro lado, es una novela auténticamente rusa, pues es un retrato fiel de una cultura que vive a caballo entre la fe y la racionalidad en un momento histórico preciso. Al momento de ver un espectáculo de magia negra, el presentador exige al “mago” que revele el truco, intenta mostrarle al público que nada de lo que se ve es más que una ilusión.

     Al final el diablo se impone.

     Con todo, El maestro y Margarita no es una obra fácil. Es un viaje panorámico (para nosotros) a un momento preciso de la historia rusa (por algo la habrá censurado Stalin) en clave de fantasía y humor. En este orden de ideas, Bulgákov subvierte sobre la subversión. Así, por ejemplo, no contento con escribir una obra que celebra lo irracional sobre lo racional, espera a la mitad del libro para presentar a sus héroes, y deja a muchos “culpables” sin “castigo”.  Todo es una apariencia, todo es un carnaval.

     Al final, para quienes logren amar este juego, quienes se quedan hasta que se recogen las sillas y se ponen las mesas, estarán de acuerdo que lo mejor es el gato. Lo mejor es el maldito gato.

 

     P.D.: Ahora leemos cuentos africanos. Sé que en algún momento querrán volver a la gravedad de los rusos.     

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