LA CHICA QUE VIVIÓ DOS VECES



Escrito por David Lagercrantz
Traducido por Martin Lexell y Juan José Ortega Román
Publicado por Destino
Recomendado para grandes lectores
Novela negra

     Hubo un hombre llamado Stieg Larrson. Su oficio era ser periodista, y en algún momento escribió una serie de libros llamada Millennium. Se afirma que la serie sería de siete libros. Sin embargo, Larrson murió en el 2004 sin acabar de elaborar sus planes. Ante ello, y la demanda del público, la editorial -asumo que fue la editorial- pasa el testigo a David Lagercrantz, quien perpetró las tres novelas siguientes.
      En Hyperion, Dann Simmons, inventa un personaje, Martin Silenus quien logra un libro de alcance enorme en algún momento del futuro. Sin embargo, Silenus es descuidado, por no decir atarantado, y termina en malos manejos financieros, lo que hace que quede a merced de la editorial, quien lo amenaza con ponerlo a escribir novelas románticas bajo pseudónimo. Silenus, arquetipo del poeta, logra escapar de ese destino aciago.
     No vayamos tan lejos. George R. R. Martin es un hombre de 72 años con una obra variopinta que abarca la fantasía y la ciencia ficción. Por bien, o por mal, ideó una larga serie de libros conocida como Canción de hielo y fuego. Al día de hoy, Martin es insultado de forma constante porque no ha acabado la serie, aunque sí se ha dedicado a otras producciones. Por otro lado, tenemos a Patrick Rothfuss, escritor de dos novelas, El nombre del viento y El temor de un hombre sabio, que enfrenta la depresión y la bipolaridad, en tanto el público le demanda cumplir con su labor y escribir el tercer libro de su saga, Crónica del asesino de reyes. Tanto a Martin como a Rothfuss los califican principalmente de vagos y perezosos.
      La demanda del público sobre lo que espera y desea, en producción y calidad es brutal e indolente (los seguidores de Star Wars entenderán con claridad a que me refiero), llegando a pasar por encima de las personas en tanto sus necesidades de CONSUMO sean satisfechas. Estas mismas necesidades afectan también la calidad de las obras mismas.
     Volvamos a Millennium. En las tres novelas que dejó escritas (Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con cerillas y un bidón de gasolina, y La reina en el palacio de las corrientes de aire), Larsson logró una historia trepidante de acción y misterio, pero ante todo dibujó al lector una Suecia brutal, corrupta y misógina, donde el fantasma del nazismo aún campea en silencio por sus calles. No era solo una novela negra, era una denuncia valiente. Así mismo, bosqueja una compleja relación entre una hacker antisocial e interdicta y un periodista reputado. En sus novelas, esa relación hacía especial la obra. Sin embargo, quien toma el testigo, Lagercrantz, al tomar el testigo, parece deshacerse de la parte más comprometedora del mundo de Larsson -incluyendo el poliamor- para quedarse solo con una brillante protagonista, que de cuando en cuando se relaciona con el reportero, quien termina desdibujado.
     En esta última novela, La chica que vivió dos veces, incluso el personaje de Lisbeth queda terriblemente normalizado. Suponiendo una forma de espionaje, la chica del dragón tatuado llega a vestir de traje y se desnuda de sus piercings, para librar su batalla final contra su hermana Camilla. Enfrentamiento que termina siendo anticlimático en el mejor de los casos.
     La chica que vivió dos veces es un cierre triste para una serie de libros con un comienzo brillante, que fue echado a perder por esa ambición de darle al público aquello que pide, olvidando que la frustración es también una constante para el lector. 
    
     P.D.: Dejad a Martin y a Rothfuss en paz. Lo que ha de ser será.  

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