LEGIÓN Y EL ALMA DEL EMPERADOR



Escrito por Brandon Sanderson
Traducido por Rafael Marín Trechera
Publicado por Fantascy
Recomendado para jóvenes lectores
Colección de relato - literatura fantástica

     Brandon Sanderson es uno de esos nombres de los que últimamente se oye mucho. Hay muchas reseñas, muchos comentarios, muchos fanáticos, mucho merchandising. Al punto que de tanto oírlo es inevitable preguntarse si uno se está en verdad perdiendo de algo. Por supuesto, es necesario añadirlo, sus libros son Best Sellers. Irremediablemente, también, en los anaqueles digitales de la Biblioteca Departamental, se le encuentra. Al menos este título, una selección de dos cuentos que permite paladearlo un poco sin tener que dar inicio a una saga o a una trilogía.   

     Legión y El alma del emperador, es el título de los dos relatos que conforman este volumen. El primero hace referencia a un investigador que debe lidiar con la búsqueda de cierta artilugio que permite tomar impresiones a través del tiempo. El acento, empero, se halla sobre el investigador lleno de excentricidades y requeñeques, como la mayoría de los investigadores que han hecho carrera en la literatura. En este caso, su principal característica es que puede dar cuenta de una serie de diversos aspectos de sí mismo que tienen su propia personalidad. El segundo relato se centra sobre una falsificadora, quien a través del empleo de diversos sellos puede dar diversas apariencias a las cosas -siempre y cuando las cosas estén de acuerdo, tengan cierta inclinación hacia ello- a quien la han buscado para que pueda falsear el alma del mismísimo emperador, quien es necesario para mantener la unidad del imperio. 

     Al encontrarme con Sanderson lo primero que percibí fue un dejo de intemporalidad. Legión pudo haber sido escrito por cualquier autor de los 70´s u 80´s, cualquier autor que yo hubiera leído en mi adolescencia o juventud temprana. De inmediato me sentí a gusto, sumergido en una suerte de dejà vu, por el cual me dejé conducir. Lo mismo me fue sucediendo con EL alma del emperador, que dejé en suspenso al llegarme Entrebrumas, y al que volví hace unos pocos días. Me ubiqué con facilidad, como quien vuelve a su hogar después de algunos días de viaje y se arrellana en su sillón favorito. Era como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto. De igual forma, ambos relatos resultan muy entretenidos, pero fácilmente olvidables, se mezclan en la memoria con decenas o cientos de relatos con rasgos similares. Me explico. 

     Al leer a King o Gaiman o Borges o Bolaño, existen ciertos rasgos que nos permite identificar a cada autor, bien sea la forma en que construye sus personajes o como construye sus frases o el estilo que le es propio. Hay cierta textura en la voz de cada autor. Sanderson carece de ella. Si bien es claro que hay algunos autores – Butcher, por poner un ejemplo- que solo narran una situación, sin mayor uso de figuras literarias o estilísticas, podemos reconocer en él ciertos rasgos que les son característicos, ciertos ambientes; la forma en que nos presenta algunas situaciones, etc. Por otro lado, hay autores que tiene una voz que es fácilmente reconocible, como Kafka, Borges, Bradbury o Cortázar, a los que fácilmente podemos reconocer una vez comenzamos a leerlos. Sanderson, en contraste, al menos en estos dos relatos, no parece tener ninguna de esas características. Es anodino. Su voz se camufla con la de muchísimos escritores a través del tiempo. Estas mismas temáticas -que nada bajo este sol de justicia parece que pueda ser nuevo-, incluso tramas, han sido abordadas de manera más arriesgadas y/o brillantes por otros autores.  

      En conclusión, si bien no siento que se trató de tiempo perdido, sí me sentí viendo un producto masificado de fácil digestión, realizado para calmar un poco el hambre de letras, pero que será también fácilmente olvidado.

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