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Publicado
por Ediciones Robel
Recomendado
para jóvenes lectores
Ciencia
ficción
Es difícil leer en esta época. La mente
tiende a divagar y el cuerpo a moverse de manera constante. Sin embargo,
buscamos conservar rutinas a toda costa. No importa que el mundo se caiga a
nuestro alrededor. Los lectores de ciencia ficción la tenemos más fácil. Desde
que comenzamos a visitar el género hemos visitado el fin del mundo una y otra
vez.
En Colombia, las revistas de cuentos son
extrañas. Hace mucho tiempo existió una llamada Número y, probablemente,
existen revistas literarias en las universidades. Ninguna de ellas llega al
gran público. En cambio, impera la revista Semana y las revistas de farándula.
Sobre todo las de farándula. Viéndolo bien se trata de lo mismo. Nuestros
políticos juegan ser amados por el público, a parecer y no a ser. Nuestro país
no soporta mirarse al espejo.
Quienes leemos ciencia ficción, sabemos que
hubo una época mítica, principalmente en Estados Unidos y algunos países
europeos, donde el género creció y se popularizó por las revistas. Así que
cuando podemos acceder a una revista de ciencia ficción se nos hace un poquito
agua la boca. Sobre todo si la revista lleva dentro del título el apellido
Asimov.
Esta en particular inaugura el cuarto
intento de la revista de ciencia ficción Asimov de instaurarse en terreno español.
Ignoro si lo logro. Sospecho que no. No quiere decir que Domingo Santos no lo
intentara -ya lo había intentado antes-, pero asumo que las intenciones no son
suficientes.
La revista está constituida por una serie
de cuentos y por cuatro columnas, tres de ellas firmadas por autores españoles,
incluyendo al mítico Miquel Barceló, y una traducción de un artículo incompleto
de Robert Silvelberg acerca de la New Wave. Hay seis cuentos y una noveleta de
Larry Niven; una de las historias más soporíferas a las que me he enfrentado
alguna vez. Un relato ridículo y sin alma titulado Vuela de noche.
Dentro de los cuentos se destaca el de Jack
Willianson, Nitrógeno Plus, y el de Ángel Torres Quesada, baluarte publicitado
por editorial encargada de la revista, con un cuento llamado El visitante. Destaca,
con todo, los cuentos de Leslie What y de Liz Williams, quienes logran sacar
una sonrisa al lector.
Sin embargo, no hay emoción aquí, hay
tibios afectos. Sabemos que nos hablan del espacio y de la tecnología, pero no
nos asombramos ni sentimos el vértigo de lo eterno. No nos sentimos alienados
ni nos despegamos del suelo un instante. Incluso en algún momento bostezamos.
Para ser un lanzamiento, una reinauguración, un intento de volver o comenzar
algo nuevo, faltaron los fuegos artificiales, el riesgo, el salto al vacío.
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