Escrito e ilustrado por Giovanni Guareschi
Traducido por Fernando Anselmi
Publicado por Editorial Planeta
Recomendado para jóvenes lectores
Humor – política
No es la primera vez que leo Don
Camilo. De hecho, Don Camilo hace parte de esos libros que no he reseñado
porque hacen parte de mi vida literaria desde hace mucho tiempo como Sandokan y
los Tigres de la Malasia, 20000 leguas de viaje submarino, Las mil y una noches
o La guerra de los mundos. Son libros que de alguna manera siempre se quedan
sin su respectiva reseña, aunque se vuelva a ellos o se compartan sin duda
alguna.
Don Camilo narra los
encuentros y desencuentros de Don Camilo, un párroco de un pequeño pueblo en un
pueblo a orillas del Po entre 1946 y 1947. Don Camilo, por supuesto no está
solo, cuenta con un grupo de rojos que le son adversos, en especial su jefe,
Pepón, quien también es el alcalde del pueblo. Donde otros hubieran bordado una
tragedia, Guareschi ribetea un relato profundamente humano, que nos muestra la
forma en que los contrarios pueden convivir, respetarse y amarse, aunque sea a
través de los golpes. Además de estos dos adversarios, se encuentra el Cristo,
voz de la conciencia permanente de don Camilo, quien nos ayuda a recordar que,
al fin y al cabo, somos humanos.Curiosamente, también, el libro ha sido muy sincrónico con la situación política colombiana.
Don Camilo también ha sido el
noveno libro que hemos compartido en el grupo de lectura por whatsApp. A la
fecha hemos compartido Cazadores de sueños, Cuentos del espíritu, Diarios de Adán
y Eva, El violonchelista de Sarajevo, La biblioteca secreta, Nada, Seda y Un
asunto de honor. Mientras escribo esta reseña, nos encontramos compartiendo, La
inteligencia de las flores. El resultado, que aúna la idea del audiolibro con
la de la lectura en voz alta en una biblioteca o una sala, ha tenido buenos
resultados, al punto que una de las integrantes, decidió abrir un espacio con
niños de 1 a 8 años junto con sus madres. En él, los niños comparten de su
propia voz los libros, y entre ellos mismos se comentan. Es una idea preciosa
que de seguro seguirá creciendo y fructificando. Así como el Mondo Piccolo de don Camilo.
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