Guion
de Joe Hill
Ilustraciones
de Gabriel Rodríguez
Color
de Jay Fotos
Traducido
por Óscar Estefanía
Publicado
por Panini Comics
Recomendado
para Lectores en marcha
Narración
gráfica
Lo primero que conocí de Joe Hill, sin
saber aun que era el hijo de Stephen King, ni que era novelista ni que pronto
empezaría a ser adaptado al cine, fue Locke & Key. Fue, curiosamente,
con un breve homenaje a Bill Watterson por parte del chileno Gabriel Rodríguez,
y con unas referencias demasiado fuertes, para mi gusto a H. P. Lovecraft. No
fue un encuentro agradable. No, por la calidad de las ilustraciones, sino porque
dependía, pensé en ese momento, demasiado de la obra de Lovecraft para ser interesante
por sí mismo. Sin embargo, por alguna razón seguí leyéndolo y documentándome un
poco más sobre la obra. Poco a poco, sin saber cómo ni por qué, me fui
enamorando.
Locke & Key es una obra sincera.
No niega sus antecedentes ni oculta sus deudas. Es valiente porque se mete en
un camino ya andado por muchos otros creadores y subcreadores, entre los que se
encuentran el mismo Stephen King y Mike Mignola, solo por dar algunos nombres
al azar. A pesar de todo ello, a pesar de los francos homenajes, logra crear su
propia versión de la mitología de Lovecraft, o mejor, una mitología adjunta a
la mitología de Lovecraft, que se nutre de ella pero que traza sus propios
senderos y construye sus propios edificios.
Locke & Key narra la historia de
la Casa de las llaves, un hogar familiar donde solo los menores de edad
tienen acceso a la magia. Sin embargo, dicho acceso no tiene lugar a través de
complicados ritos o hechizos, sino a través de una serie de llaves elaboradas a
partir de un material especial, proveniente de una puerta que da a otra dimensión;
una dimensión donde pululan extrañas criaturas que nada tienen que ver con la
lógica humana. Locke & Key Omnibus 2 recopila tres libros de la
serie, donde se cuenta la búsqueda de una criatura que obedece al nombre de Lucas
Caravaggio y que busca hacerse con el control de una llave en particular, la
principal, aquella que permite la entrada de las criaturas de la otra dimensión,
la llave Omega.
La narración de esta obra es trepidante. No
solo la trama principal atrapa al lector, sino que las diversas subtramas
indagan en la adolescencia, el amor, el dolor y la dificultad de las relaciones
humanas, dando como resultado una obra donde el terror perfila al ser humano. Por
otro lado, hay que hacer énfasis en la importancia de tener al mismo dibujante
a lo largo de la obra, pues permite mantener la identidad de los personajes y
la relación del lector con ellos a lo largo de las páginas. Las ilustraciones
de Gabriel Rodríguez son sólidas, detalladas y, en los momentos respectivos,
logran ser escalofriantes. Así mismo, logra ser justo con la obra de Lovecraft,
cautivando a su manera esas grandes pesadillas (Fijaos, amable lector,
particularmente en los gráficos relacionados con la llave de la Mente).
En resumen, una obra que merece detenerse
en sus páginas y recorrer sus senderos, más allá de los homenajes y la
subcreación.
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