Escrito
por Hendrick Jan Marsman (Bernlef)
Traducido
por Marta Arguilé Bernal
Publicado
por Plataforma Editorial
Recomendado
para Grandes lectores
Novela
– literatura holandesa – demencia
Uno de los grandes conflictos entre Oriente
y Occidente atraviesa el tema del ego. Los orientales se han guiado hacia su
disolución, los occidentales hacia su fortalecimiento. Así, lo que algunos
orientales interpretan como una beatificación, para los occidentales puede ser
una tragedia. No sé si ese sea el caso de la demencia.
La psicología clínica –desde un punto de
vista muy simplista- distingue al menos tres estados de relación con la
realidad: la neurosis, la psicosis y la demencia. La última es la que nos
convoca. La demencia – senil, de Wernicke-Korsakoff,
Alzheimer- se caracteriza por una disolución
de las capacidades cognitivas y puede terminar en una disolución de las
capacidades motoras. Poco a poco el sujeto, lo que algunos llaman el alma, se
va apagando, se va consumiendo.
La literatura clásica suele
desconfiar de los narradores que son idiotas o están locos por una pequeña
razón, no son fiables. Ahí está la magia de Faulkner, Restrepo y de Bernlef;
Sus narradores no son fiables, pero sí verosímiles. Nos arrastran con ellos al
abismo.
Llegué a Entre brumas buscando una obra fantástica homónima que había
recomendado Gaiman. La novela de Bernlef no tiene un solo elemento fantástico
y, sin embargo, es un camino al infierno.
Su protagonista es Maarten
Klein, un holandés jubilado que vive en Boston, con su esposa Vera y su perro
Robert. No hay mucho distintivo en Maarten y Vera. Han tenido hijos, y se aman
con ese amor que han soportado los años. En las primeras páginas empero, nos
damos cuenta de que algo no anda bien con Maarten. Olvida cosas. A veces se
confunde. Poco a poco, las confusiones son cada vez más inverosímiles; ya no se
trata de pequeños olvidos, se trata de confusiones entre el día y la noche, y
luego de épocas. De personas. El lector asiste, con horror, a la disolución de
un personaje, que poco a poco se enajena de las personas y el tiempo que le
rodean.
Entre
brumas refuerza la brutalidad de su narración al no tener división
capitular y ser narrada en primera persona. Maarten nos narra su angustia, nos
hace partícipe de su dolor y confusión, además de los mecanismos inútiles con
los que intenta aferrarse a la realidad. La vergüenza que le da estarse
perdiendo a sí mismo y causarle dolor a su amada Vera. Eso también hace más
doloroso el relato, porque esta es también una historia de amor. Una dolorosa
historia de amor.
No mentiré, Entre brumas no es una lectura
agradable, como lector viví la angustia de Maarten, padecí sus olvidos y sus
falsos recuerdos; sus mentiras y sus insensateces. No salí bien librado de ello.
En cambio, me sumergí en un libro muy bien escrito, del que no pude salir en
pie. Le deseo a todo lector que pueda recorrer este camino.
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