Escrito por Terry Pratchett
Traducido por Cristina Macía
Publicado por Debolsillo
Recomendado para jóvenes lectores
Literatura fantástica – humor
Literatura inglesa
Mundodisco es una de las sagas de fantasía
y humor más famosas sobre la faz de la tierra. Su autor es Terry Pratchett,
quien, infortunadamente, murió en 2015. El universo de Mundodisco está poblado por
criaturas típicas de la fantasía, pero que obedecen sus propias reglas internas
e intentan ser civilizados. Sin embargo, aunque creas que entiendes de qué
trata esto, si no lo has leído, nada te puede preparar para lo que encontrarás.
Hay muchas líneas argumentales en
Mundodisco. Personalmente me gusta la de las brujas y, por supuesto, la de
Muerte. No la muerte –aunque la traducción así lo indique, sino Muerte. Así, a
secas, porque lo absoluto no tiene género.
Lo atractivo de Muerte es que, para ser un
absoluto, uno de los aspectos definitivos del universo, es bastante humana. No
entiende aquello de la vida, y se dedica con ferocidad a entenderlo. Aquella
curiosidad llega tan lejos que quienes auditan la realidad consideran que ha
ido demasiado lejos y que debe ser reemplazada. Así que a Muerte, quien habita
por fuera del tiempo, se le da un término fijo y, por tanto, un límite. Por
supuesto, Muerte sólo puede buscarse una vida.
Partiendo de esta premisa, Pratchett
construye uno de sus más bellos libros, pues la ausencia de Muerte conlleva un
exceso de vida que afecta a todo Ankh-Morpork. Por supuesto, esto hace que los
magos de la Universidad Invisible se vean involucrados, y un grupo de No
muertos, y la señora Cake… Y así, una insensatez tras otra. Lo bello de todo esto
es que las insensateces funcionan. Más aún cuando Muerte se interesa por su cosecha
y se opone a lo absoluto en nombre de ella. Porque Muerte, aunque no puede
nombrarlo, aunque le desconoce por completo, ama la vida y ama a su cosecha. Así,
inquiere a su propio arquetipo, del que ella es solo una sombra, “Señor, ¿qué
puede esperar la cosecha, si no importarle al segador?” (p. 290).
A Muerte le encanta y le aterra la vida, no
puede evitar preguntarse por ella,
¿En
eso consistía estar vivo? ¿En sentir cómo se acercaba la oscuridad?
¿Cómo
podían soportarlo? Pero no lo soportaban, y hasta arecían disfrutarlo, cuando
la única opción sensata sería la desesperación. Sorprendente. Sabían que solo
eran diminutos seres vivos encajonados entre dos abismos de oscuridad. ¿Cómo
podían soportar la vida?
Obviamente
había que nacer para ello. (p. 142)
El segador es un libro
que cala hasta los huesos del lector, que le hace reír y hacerse algunas
preguntas incómodas, y, también, sentir un poco de consuelo, pues es posible
que, de alguna manera, si no hay un dios, e incluso si lo hay, la cosecha sea
importante para el segador.
P.D. No
entiendo la razón por la cual esta edición en particular logra afear por
completo la ilustración de Ron Kirby en la portada, al punto que parece que se
trata de un libro pirata.
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