THE TUNNEL CALAMITY



Autor Edward Gorey
Publicado por Pomegranate Communications, Inc.
Recomendado para los pequeños
Libro juego – Literatura norteamericana

     Los túneles comunican del punto a al punto B por debajo de la tierra. Ocasionalmente también lo hacen por debajo del agua. Cuando los túneles son mal construidos suelen derrumbarse sobre la gente y producir grandes desastres. Cuando son bien construidos suelen durar casi eternidades. Los túneles hurgan en las entrañas de la tierra y pueden llevarnos a conocer sus secretos.

     Los túneles son, a nivel simbólico, espacios de paso entre mundos o dimensiones. Son portales. A menudo, si hemos leído bien, si hemos entendido bien, los portales tienen guardianes, pues no todas las dimensiones, no todos los mundos quieren ser visitados de buenas a primera de manera accidental o por cualquier caminante.

                The Tunnel Calamity es una historia de Edward Gorey, lo que traduce que no es una historia convencional, pues no conozco uno solo de sus libros donde no haya sido transgresor. The Tunnel Calamity  relata el momento preciso en que un caminante se encuentra con el guardián del umbral. Es un momento mágico. Es un momento terrorífico. Más aún si le sumamos que el caminante es un niño. He sido impreciso, el libro no narra en el sentido tradicional de la palabra, muestra un instante suspendido en el tiempo. La gente transita por el túnel, mujeres, hombres, parejas, incluso un par de niños. Sin embargo, es un niño, uno cualquiera, uno solitario, que se encuentra a mitad del túnel con el chico. Sus miradas se cruzan. El niño es solo un niño. Un niño cualquiera, como el que cruza la calle en este momento. El guardián es denominado en la contraportada como un Uluus, una criatura enorme de grandes garras y pequeños ojos tristes. El relato lo cuenta el lector en su imaginación, lo que ocurre después, lo que ocurre antes.

     Encontré The Tunnel Calamity en los maravillosos estantes de la biblioteca de Silvia, mi amiga promotora de lectura y propietaria de El Globo. De cuando en vez Silvia me permite llevarme casi a hurtadillas uno de sus preciosos libros para reseñarlo, eso sí, con la recomendación de tratarlo con mucho cuidado, una veneración casi infinita. El libro, como objeto, es una belleza. Viene en un estuche que permite guardarlo y conservarlo mejor a través del tiempo. Dentro del estuche no encuentras un libro convencional, encuentras un pasillo, un túnel propiamente dicho al que accedes a través de un lente ubicado en la parte superior. El libro se expande como un acordeón a lo largo de ocho paneles con diversas escenas. En uno de ellos está el túnel, en otro está el Uluus. Al final, justo al otro lado del lente nos da la espalda, burlón, la silueta de un gato.  

     The Tunnel Calamity nos atrapa, nos hipnotiza, nos exige, nos subyuga, así no exige su posesión. Sin embargo, pronto nos damos cuenta que somos nosotros quienes miramos los ojos del Uluus, nosotros quienes estamos atravesando el túnel.

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