Escrito
por Corine Jamar
Ilustrado
por Karim Maaloul
Publicado
por Libros del Zorro rojo
Recomendado
para los pequeños
Libro
ilustrado
Hace poco mi madre me dio una bufanda de mi abuelo. No es una prenda
particularmente especial. Es negra y, asumo, de paño, igual a diez millones de
bufandas en el mundo. No recuerdo a mi abuelo. Mis contactos con él fueron
cortos. Era un hombre de campo. Rudo, brusco, un poco lejano. Una bufanda negra
me pone en contacto con él.
Hannibal, el personaje de Thomas Harris, es una criatura de fábula que ha
construido en su memoria un artificio renacentista o medieval, un palacio de la
memoria donde cada recuerdo está constituido o puede ser hallado a través de un
objeto.
Estamos constituidos de objetos y artificio que nos permiten recordar
cosas. Miro en la sala y encuentro un perro metálico que trajimos de Viena en un
viaje ya remoto. El perro me ayuda a recordar algunos viajes y sitios
específicos de esa visita. Los objetos no son solo objetos, vienes cargados por
lo general de lazos afectivos, de emociones. Cuando un objeto es sólo un
objeto, se puede permutar con facilidad, olvidar, vender o, simplemente, dejar
a un lado.
Algo de esto vino a saber
cierto viejo elefante, al que una araña en su cabeza vino a hacer estornudar.
Un estornudo de elefante viejo y trompa larga, un estornudo que mandó a volar
los recuerdos por los aires. El elefante, que algo de palacio de la memoria
venía a tener en su cabeza, perdió todos los recuerdos de su cabeza, de tal
manera que tuvo que recorrer todo el bosque para hacerse con ellos. Sin
embargo, encontró que otros habitantes encontraron otros usos a objetos tan
variopintos como: un barco de papel, una guirnalda, su viejo sombrero y su
cometa, entre tantos otros. También, conforme iba renunciando al peso que tales
objetos traían consigo, pues los recuerdos tienen su propio peso, su propia
fuerza de gravedad, se iba sintiendo más ligero y mejor consigo mismo. Todo
esto sucedía, también porque vio que esos antiguos objetos alojados por tanto
tiempo en su cabeza, servían a otros para construir nuevos recuerdos, así como
él mismo empezaba a construir nuevas memorias.
Memoria
de elefante, es una bella metáfora,
aunque cueste igualar aquello de objeto y recuerdo en la cabeza de un elefante,
pero una vez aceptada la metáfora, encontramos que siempre es conveniente
limpiar la casa y viajar ligero. Por otro lado, las ilustraciones de Karim
Maaloul, con una paleta donde el marrón es protagonista, y unos rasgos
caricaturescos y suaves, nos recuerdan un poco el estilo de ilustradores como Maurice Sendak y Mercer Mayer.
Memoria
de elefante nos recuerda con
amabilidad la necesidad de deshacernos de aquello que no necesitamos, de dejar
los malos recuerdos a un lado, y, también, de pasar la antorcha cuando sea
necesario. En algún momento yo también habré de entregar la vieja bufanda de mi
abuelo.
Comentarios
Publicar un comentario