Escrito
por Natsume Sōseki
Traducido
por Yoko Ogihara y Fernando Cordobés
Publicado
por Impedimenta
Recomendado
para jóvenes lectores
Novela
– literatura japonesa – amor – amistad
La literatura nos da la posibilidad de
indagar en las formas y costumbres de otros pueblos, culturas y épocas, aunque
este no sea su fin principal. En la forma en que los personajes son retratados
y los espacios en los que se mueven son descritos, encontramos elementos
valiosos para la comprensión de una idiosincrasia, sin importar que tan ajenos
somos a ella en algunos casos.
El extremo oriente suele ser confuso para
los occidentales (nuestras culturas indígenas también), porque sus procesos han
sido muy diferentes a la de los hijos de Grecia. Así, por ejemplo, mientras que
en Occidente la Edad Media finalizó, según algunos, con la toma de
Constantinopla por parte de los turcos, en Japón, particularmente el feudalismo
tuvo su fin en la época Meiji, que comenzó en 1867. Esto implicó que la casta samurái
desapareciera y que Japón se abriera ante un mundo que había sido afectado por
la revolución industrial. Mientras Japón vivía en el arte y la artesanía,
Occidente se hallaba inmerso en un grosero mundo de producción en masa. En esa
época de cambio, que incluye la muerte del Emperador, se desarrolla Kokoro.
La historia de Kokoro es sencilla y transcurre en dos épocas diferentes. En la
priemra de ellas, un hombre joven se esfuerza en iniciar una amistad con un
hombre mayor, a la espera de aprender de su experiencia, de ese súmmum de
conocimientos de los que ha bebido a lo largo de su vida. Sin embargo, el hombre,
a quien llama Sensei, se resiste, le da a conocer su desprecio por los hombres,
y la recuerda que siendo él también un hombre, es digno de desprecio. Por
supuesto, estas palabras y esta particular forma de ver el mundo afectan
profundamente al joven, quien se siente intrigado y, poco a poco, se hace un
lado junto a Sensei. La segunda época,
sitúa la juventud de Sensei, y muestra cómo llegó a ser el hombre que desconfía
de los demás y nos narra la razón por la que se desprecia a sí mismo.
Mucho hay de triángulo amoroso en Kokoro, pero también mucho de la
necesidad de aprender de los otros, de aquellos que son mayores o han tenido
experiencias diversas en la vida. Mucho hay también de esa cultura japonesa
donde las cosas no se dicen con claridad, sino que se pueden dar grandes
rodeos. Así, por ejemplo, en muchos casos podemos juzgar a los personajes como
demasiado timoratos, tiene que ver mucho con la vergüenza, tanto propia como de
los demás. No es fácil para ellos hablar de los propios sentimientos, y en
ocasiones hay por ello exceso de risa o de llanto, para esconder la magnitud de
lo que sienten frente a los otros.
La edición de Impedimenta es preciosa (lo
de impedimenta puede estar relacionado con sus precios, que evitan que
cualquiera pueda llevárselos a casa) y está acompañada de una traducción que
facilita el acercamiento por parte del lector profano. De hecho, la primera
parte del libro llega a sentirse muy cercana.
Kokoro
es un libro pleno de una gran belleza, que se deja leer de forma rauda, pero
que obliga a contemplar algunas formas en las que los protagonistas entablan
relaciones, y, también, como vivir en un mundo de arte y artesanía puede
afectar la forma de contemplar el mundo que te rodea.
Por último, ha de señalarse que los
adolescentes y jóvenes podrán sentirse muy identificados con algunos apartes
del relato, sobre todos aquellos relacionados con las dificultades para hablar
de los sentimientos con otros, y de las formas de relacionarse con los adultos.
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