Escrito y dibujado por Álvaro Ortiz
Publicado por Astiberri Ediciones
Recomendado para jóvenes lectores
Narración gráfica – novela gráfica
Literatura española
Esta es una historia de carretera. Es
también la historia de un grupo de amigos que, sin saberlo, solo se tienen a
ellos en el mundo. Así, sin verse ni saber por ellos durante años se ven
congregados por la muerte de uno de ellos, quien además, como última voluntad,
les ha dejado una tarea, encontrar un lugar en el mapa, oportunamente señalado
con una equis, para esparcir sus cenizas.
Al principio el relato va como se
esperaría, presentación de la galería de personajes, incluyendo el narrador. Poco
a poco se van encontrando Polly, Moho, Andrés –un mono- y Piter. Se esperaría
que juntos compartieran historias sobre el muerto, pero parece que poco hay que
decir sobre él, aunque cuando lo hace sólo se muestran cuartos y paisajes, el
relato es contundente y triste. Más aún cuando el muerto aparece con ellos en
algunas viñetas. Por supuesto, para entender esto último, habrás de leer Cenizas. Claro, las cosas no son tan
simples, y pronto será claro que uno de ellos no es exactamente lo que dice
ser. Hay, además, dos enormes hombres barbudos que los persigue y un cantante homosexual de country que tiene cuentas pendientes que arreglar. Ah, y una
novela de Paul Auster.
Cenizas
es un relato entretenido que trata principalmente de la amistad y del
crecimiento, y de cómo a medida que crecemos nos vamos apartando de lo que
somos y de lo que hemos sido; acerca de cómo muchas de las cosas que
consideramos efímeras se vuelven perdurables, y de cómo aquellas cosas que
consideramos perdurables son efímeras. En resumen, es un relato sobre la vida
con algunos apartes muy interesantes acerca de la historia de la cremación.
Los trazos de Ortiz son sencillos, casi
infantiles, otros dirían minimalista. Y ese es gran parte de su atractivo, pues
la mayor pretensión que parece tener Ortiz es contar una historia acerca de la
amistad y del camino. Uno de esos libros que de alguna manera, después de
haberse terminado te deja una sensación de calidez. Y de esperanza. Siempre es
buena la esperanza.
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