Escrito por Alejandro Jodorowsky
Ilustrado por Moebius (Jean Giraud)
Sin datos el traductor
Publicado por Norma Editorial
Recomendado para Grandes lectores
Narración gráfica – Novela gráfica
Las décadas de los 60’s a los 80´s del
siglo XX se caracterizaron, además de por un exceso de mal gusto, por un
desborde increíble de creatividad. En el campo de la ciencia ficción sobrevino
la New Age y el nacimiento del cyberpunk y el steampunk, entre otras variantes. El campo de la narración gráfica
no fue ajeno a estos movimientos y aparecieron unos ilustradores estupendos (Os
invito a conocer a H. R. Van Dongen, Boris Vallejo, Bob Eggleton y John Berkey,
entre otros). Esta fue también la época de la revista norteamericana Heavy
Metal, que marcaría toda una tendencia estética en el campo de la narración
gráfica para adultos. Y entre todos estos nombres, en el mundo europeo, surgió
el nombre de Moebius.
Antes de continuar hay que tener en cuenta
que la narrativa francesa de ciencia ficción y fantasía fue especialmente
disidente en la época. Recuerdo en especial el nombre de Pierre Versins con un
cuento llamado El niño nacido para el espacio y un relato del que sólo recuerdo
que era protagonizado por un hombre que viajaba de un lado a otro del universo
viviendo diversas aventuras con su león modificado genéticamente y con el que
se comunicaba a través de la telepatía, si mal no recuerdo.
Moebius, conocido en sus inicios como Jean
Girauld, fue uno de los responsables de un clásico de la historieta, El
Teniente Blueberry. Sin embargo, en algún momento el nombre de Girauld se quedó
corto, y en su lugar sobrevino Moebius, un audaz ilustrador de ciencia ficción
y fantasía. Por si fuera poco, en El Incal, Moebius une su creatividad con un
creador no exento de polémica, Alejandro Jodorowsky.
El Incal es un gran representante de la
narrativa gráfica de la época, una mezcla fascinante entre un guion delirante y
un dibujo muy atractivo. El mundo de El Incal es un desafío visual y arquitectónico,
porque no es sólo un universo el que se pone un juego, sino un conjunto de
realidades dimensiones diferentes, incluso
una visión metafísica. Moebius hace que creamos cada uno de los detalles de ese
universo delirante, que nos asombremos con cada detalle y trazo que nos pone al
frente. Las naves son asombrosas, el uso de color estupendo (deploro de la edición
que no haya datos acerca del traductor así como de los entintadores y
coloristas –aunque quizá el mismo Moebius se encargó de estos detalles) y la
superposición de los diversos planos de la realidad en los diversos capítulos y
viñetas.
Por otro lado, el trabajo de Jodorowsky, es
asombroso. Hasta el momento he supuesto que hay una división entre ilustración
y guion, pero no puedo estar completamente seguro de ello. Retomando lo
anterior, empero, el guion es un trabajo desbordante de delirio donde se cruzan
ideas metafísicas, probablemente de la psicomagia, quizá elementos de Lobsang
Rampa, aspectos del psicoanálisis y alusiones al judaísmo y la mitología
egipcia, entre los elementos más perceptibles. Lo curioso de todo esto es que
tienen sentido, que a pesar de lo pesado del discurso en algunos momentos, el
relato es muy atractivo, y es puesto en escena con un ritmo frenético que busca
que quieras saber que sucede a continuación, y más allá, y luego más allá.
Por último, se me hace sumamente curioso
que una de las fortalezas del relato es que el protagonista, John Difool (¿tendrá
que ver algo con Juan el loco?), un detective cualquiera al que la realidad de
los sucesos le superan, no tiene un cambio psicológico a lo largo del relato,
sólo quiere un trago y las holoputas, al final, aquello estará plenamente
justificado.
El
Incal es una obra maestra de la narrativa gráfica, de aquellas que merecen
varias visitas para poder desentrañar sus innumerables referencias y capas; una
delicia para el lector atento y una magnífica exposición de lo que fue capaz el
siglo XX.
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