Tiras
completas. Volumen dos
Escritor
e ilustrador: Chester Gould
Traducción
de Sergio Colomino
Publicado
por Norma Editorial
Recomendado
para Lectores en marcha
Narración
gráfica – historieta
El estereotipo de la narración gráfica en
nuestra época es el de los superhéroes. Sin embargo, y por fortuna, la
narración gráfica tiene una cantidad enorme de vertientes, abarcando desde la
ciencia ficción hasta las tiras cómicas. Una de ellas es la detectivesca, entre
las que destaca a nivel histórico Dick Tracy.
Quienes recuerdan al detective, tienen la
imagen de un tipo de mandíbula cuadrada, gabardina amarilla, radio-reloj de
pulsera y sombrero, que se enfrentaba a unos villanos de rostros y caracteres
ridículos. Lo recuerdan como un producto acabado, como si no hubiera
evolucionado. Lo primero que hay que tener en cuenta es que Tracy es un
producto de periódico, no de comic book.
Ser un producto de periódico implica que sólo tenía cuatro viñetas diarias para
contar su historia entre semana, y doce viñetas más el cabezote los domingos. A
menudo, incluso, se recapitulaba un poco lo esencial de los domingos en la tira
del lunes. Lo segundo es que esas cuatro viñetas eran inmodificables en número y
esquema. De alguna manera eso traduce algo así como cada viñeta un párrafo, y
cada cuatro viñetas un capítulo. Así, día a día, semana a semana, lo que
implicaba además que el ritmo de las tiras era frenético, no había tiempo para
reflexiones innecesarias. De hecho, era bastante común que inmediatamente se
acababa una aventura comenzaba otra. Así fue para Dick Tracy y muchos de los
cómics de la época.
Un tercer aspecto a tener en cuenta es que
Tracy nació en los 30´s –no en vano es la misma época donde se suele situar a
Batman-, la época de los míticos criminales estadounidenses: Dillinger, Capone,
Bonnie & Clyde, entre tantos otros. La época en la que aparece también
Dashiell Hammett (Gould se jactará de ir delante de Hammett con Tracy). La premisa
bajo la que nace Tracy es sencilla, ¿Cómo enfrentaría Sherlock Holmes a los
criminales de ésta época?” La respuesta de Gould, por supuesto, es Dick Tracy.
Este segundo volumen de las entregas de
Tracy abarcan desde mayo de 1933 hasta enero de 1935, y están dominadas casi en
su totalidad por un villano, Steve, el vagabundo. El propósito de Steve, no es
otro que el de hacerse rico y acabar con la vida de ese piesplanos que es Dick
Tracy. El resultado de todo eso es un alambicado laberinto de persecuciones,
secuestros, disparos, llanto, puñetazos, cloroformo, e incluso un científico
loco entra en el proceso; la acción es trepidante y el romance más bien escaso.
Hay elementos interesantes, como los detalles que se dan de la introducción de
algunos elementos científicos que apoyan las deducciones de Tracy. Eso sí, en
este momento, hasta 1935, no ha aparecido el radio-reloj no los malvados
caricaturescos. A duras penas, el 7 de enero de 1935 se le describe como
alguien que “mide metro ochenta, siempre lleva una gabardina amarilla, conduce
un coche de dos asientos, y tiene una puntería mortal con la pistola”.
Este volumen en particular cuenta además
con la introducción de Max Allan Collins, quien reemplazará a Gould como
guionista desde 1977 hasta 1993, y con una entrevista realizada a Gould en
1980.
El resultado es un volumen bastante
entretenido que mantiene al lector amarrado a las páginas, en espera de lo que
puede saltar en la próxima viñeta.
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