Escrito
e ilustrado por Oliver Jeffers
Traducido
por Mariana Mendía
Publicado
por Fondo de Cultura Económica
Recomendado
para los pequeños
Libro
álbum
Normalmente los libros me divierten. Pero a
decir verdad, con la excepción de un par de tomos de Garfield o los libros de
Douglas Adams, exhibo a lo sumo algunas sonrisas cuando leo. No fue lo que
sucedió con atrapados, este fue un
libro que me hizo reír.
Como la mayoría de los libros de Jeffers, Atrapados es una narración muy sencilla.
Todo comienza cuando a Floyd, nuestro protagonista, se le queda enredada su
comete en un árbol. La historia es vieja, por supuesto, e inmediatamente nos
remite a cierto niño que tiene un perro llamado Snoopy. Sin embargo es un
referente común, nacido de todos aquellos que han intentado volar alguna vez
una cometa. Tarde o temprano una cometa, de forma irremediable, se enredará en
un árbol y quedará olvidada, haciéndose jirones a través de las estaciones, los
años y las eras. Las relaciones tormentosas entre los árboles y las cometas son
así… Pero estoy divagando.
Floyd no tiene muy claro cómo hacer lo que
quiere hacer, pero sí tiene claro que su cometa habrá de caer del árbol. Así
que hace lo que toda persona en su momento ha hecho, le lanza lo primero que
encuentra a mano: su zapato. Por supuesto Floyd no tiene buena puntería, así
que a su zapato izquierdo lo sigue el derecho, y luego una escalera, un gato,
un bote de pintura, hasta que la cosa va tomando magnitudes realmente
alarmantes, sobre las que no me extenderé para no arruinarles el libro. Porque
es ahí donde está el quid del asunto. No está en que al final Floyd recupere su
comenta, no. Está en todo aquello que fue lanzado, sin ningún tino, sin ningún
orden o concierto, sin lógica alguna, para poder recuperar su cometa.
Atrapados
es un libro donde prima la diversión más pura. No hay aquí ningún intento
de sensibilizar o didactizar o dejar alguna enseñanza; es un libro donde prima
el afán de narrar. Eso es lo que lo hace un libro memorable, un libro al que se
puede volver de forma constante sin temor a que la magia se acabe.
¡Qué lindo ese recuerdo de infancia: una cometa!
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