EL LIBRO DE LOS GATOS HABILIDOSOS DEL VIEJO POSSUM



Escrito por Thomas Stearns Eliot
Traducido por Regla Ortiz
Publicado por Editorial Pre-Textos
Recomendado para Lectores en marcha
Poesía – humor – (benditos) gatos


     Conocí a T.S. Eliot por Stephen King. Mejor aún, lo conocí por un solo verso ominoso que parecía signar el destino de mi héroe preferido, el Pistolero. El verso en cuestión rezaba, Te mostraré el miedo en un puñado de polvo.  La tierra baldía, poema al que pertenece el verso en cuestión,  no sólo era ominoso, fue desesperanzador en grado extremo. Luego llegaría a Asesinato en la catedral, que simplemente me aburrió y lo dejé a un lado, y así también hice con Eliot, sabiendo que era un grande, pero un grande del que distaba mucho de entender (me). Al menos eso pensé hasta que llegué a Macavity.

     La versión de Macavity, el gato misterioso a la que llegué era editada por Lata de sal e ilustrada por Arthur Robins. Solo puedo referirme a ese primer encuentro como un goce puro. Reí con Macavity como no recordaba haber reído con otro libro desde hace algún tiempo. Sin embargo, al querer volver después de él, encontré, como en el poema, que ¡él nunca está allí! (p. 57). Lo mismo pasó semanas y un mes después, hasta que me di en la tarea de buscar el libro en otras fuentes. Así encontré que Macavity solo era un gato más –de hecho, uno entre quince- en El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum.

     En algún momento de su vida, en medio de su seriedad y desesperanza, Eliot tomó algún tiempo para componer versos felices y juguetones; versos que aluden a peludos animales que se escapan y se arrastran y roban y atacan y maúllan y se espantan; un montón de animales que son de lo peor que se puede encontrar en la sociedad, y que, sin embargo, llaman a la risa, a la ternura, a la bonhomía.

      El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum se presta todo él para el juego, para la repetición constante (No he podido despegarme de ¡él nunca está allí!), para compartirlo (es un libro que no admite la soledad y el aislamiento), para regalarlo (lo difícil será encontrarlo primero), e incluso para robarlo. Es uno de esos libros que no podrá estar mucho tiempo en un anaquel polvoriento, pues saltará de improviso al regazo de un lector descuidado y le ronroneará antes de dar un zarpazo e ir en busca de un lector más avisado.

     Como nota adicional, y no menos importante, esta edición en particular es bilingüe, lo que permite compartir todos estos gatos en inglés, gatés y español.

Comentarios