Escrito
e ilustrado por Hugo Pratt
Prefacio
de Umberto Eco
Introducción
traducida por Manel Domínguez
Sin
información acerca de la traducción del texto
Editado
por Norma Editorial
Recomendado
para jóvenes lectores
Novela
gráfica
El
principito se integró de manera indiscutible al canon occidental, y desde
entonces somos incapaces de soñar la infancia sin pensar en un pequeño niño
rubio pidiéndole a un aviador que le pintara un cordero. Un aviador más o menos
inútil, aunque con cierto ingenio, pues termina solucionando las cosas al
dibujar una caja. El niño rubio, que tenía problemas con una rosa, y había
domesticado a un zorro, conquistó el corazón de sus lectores y se convirtió en
un símbolo de añoranza acerca de lo que significaba ser adulto. Así, Antoine de
Saint-Exupéry ingresó a la historia.
La vida de Saint-Exupéry no estuvo exenta
ni de aventuras ni de magia. Su biografía estuvo marcada por la aviación, el
correo y la guerra. Su muerte fue un misterio completo hasta hace algunos años.
Saint-Exupéry.
El último vuelo se concentra en mostrar al lector los hipotéticos últimos
momentos – ¿minutos?, ¿horas?- del piloto francés. Para ello Pratt construye un
delirio constante, donde los recuerdos y la confusión son los protagonistas (Ya
Pratt se ha preguntado acerca de esos momentos, “¿Cómo murió? ¿Murió ebrio de
oxígeno, por falta de oxígeno, de cansancio? ¿Qué quería? ¿Quería desaparecer?”
(p. 17)). Así, Saint-Exupéry v al Principito, ve a Consuelo, ve a su hermana
Simone, ve el desierto –y de alguna manera, parafraseando a Borges, al desierto
en él-, ve a sus compañeros de trincheras, ve su vida antera mientras se
pregunta acerca de las voces que oye en su avión, a mil millas del suelo, un
avión donde escucha la radio, solo que no tiene radio alguna. Sabemos que se
trata de su último vuelo, de alguna manera intuimos que él también tiene esa
certeza, queriendo solo despertarse al Norte del último sueño.
Pratt borda su trabajo de una manera
primorosa. No solo en las ilustraciones, sino en el empleo de las tintas y los
diversos estilos y trazos; también lo hace con la poesía de los diálogos y la
manera en que intercala vigilia y sueño. Así mismo, Hugo Pratt logra que el
lector quiera saber más del autor de El
Principito, que quiera abalanzarse sobre un libro que cuente su vida y
obras, pero que también quiera recorrerse sus otras obras de ficción.
Comentarios
Publicar un comentario