Escrito
e ilustrado por Alex Raymond
Sin
datos de la traducción
Editado
por Ediciones B
Recomendado
para Lectores en marcha
Narración
gráfica – historieta
Por motivos que desconozco en la prensa
colombiana Flash Gordon no existió, en su lugar se hallaba Roldán el Temerario
y, si la memoria no me traiciona, no protagonizaba su propia historieta, sino
que era un personaje que aparecía y desaparecía de la historieta de Mandrake,
el mago. Incluso, años después, Mandrake, Lotario, Roldán y el Fantasma, se
enfrentaban contra las fuerzas del mal, encabezadas por Ming, el despiadado,
bajo el nombre de Los defensores de la Tierra, un programa de dibujos animados
de mediados de los 80´s, que hoy incluso se puede ver en youtube. Hubo de pasar
casi un par de décadas para que pudiese conciliar la imagen de Roldan con la de
Flash Gordon.
Ha de tenerse en cuenta que la narrativa de
los inicios de la ciencia ficción era bastante maniquea. Se trataba del bien,
quien generalmente estaba encarnado en la figura del atlético héroe temerario,
y el mal, quien estaba encarnado en la demoniaca criatura extraterrestre o en
el malvado tirano opresor. Además, en aquella época la ciencia no siempre era
precisamente el fuerte de la ciencia ficción, sobre todo cuando se trataba de
la Space Opera, subgénero
caracterizado por el protagonismo de las grandes aventuras espaciales. Ejemplos
clásicos de Space Opera son Star Wars, Star Trek y Flash Gordon.
Flash
Gordon protagoniza la típica fantasía de los adolescentes de comienzos del
siglo XX, donde el héroe visita espacios exóticos, siendo disputado por
hermosas mujeres –aunque le guarde fidelidad a una-, y se puede abrir a
puñetazos un lugar en la historia. Ya en la cuarta página de este volumen
recopilatorio, Gordon –“famoso deportista graduado en Yale” (p. 5)- se ha enfrentado
a tres monstruos diferentes, ha desafiado a Ming el despiadado, Emperador del
planeta Mongo, y es llevado a una arena de combate para enfrentarse a cuatro
monos rojos de Mongo. Lo que sucede en las páginas subsiguientes es acción
frenética sin pausa, cliffhanger tras
cliffhanger, Deus ex machina tras Deus ex
machina, criatura extraterrestre tras criatura extraterrestre, naves,
traiciones e intriga. Todo sin pausa alguna, sin un solo minuto en que el héroe
pueda recuperar el resuello. El resultado es una historieta tremendamente
divertida, perfecta para pasar una tarde entera con palomitas y coca-cola. El equivalente
perfecto a las películas de superhéroes del día de hoy.
Si bien el tiempo no ha sido misericordioso
con este tipo de narración –el narrador en off
es predominante, los personajes unidimensionales, las acciones pueden llegar a ser
inverosímiles-, debe tenerse en cuenta que su inicio también fue más ingenuo. Frente
a personajes como los héroes de historieta actuales (Batman, Sandman, Hulk),
Flah Gordon no tuvo oportunidad de evolucionar a lo largo del tiempo. De hecho,
su duración en prensa tuvo lugar desde 1934 a 1944, y las tiras recopiladas en
este volumen corresponden tan solo a las publicaciones dominicales de la época.
Con todo, si se puede ver el avance en la ilustración de Alex Raymond, que ya
en las páginas finales del volumen logra llegar a la elaboración de
ilustraciones magistrales.
Flash
Gordon no está destinado para aquellos que buscan siempre que la lectura
transforme sus vidas o su forma de ver el mundo, en cambio es un ejemplo
perfecto de cómo la lectura es una forma de ocupar el tiempo libre o un espacio
para volver a la niñez, para la
nostalgia.
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