Autor e
ilustrador: Benoît Jacques
Editorial: A
buen paso
Recomendado
para: Primeros lectores
Libro-álbum
Una de mis
adaptaciones favoritas de Caperucita Roja
es la de Roald Dahl en sus Cuentos en
verso para niños perversos. Sin embargo está lejos de ser la única, e
incluso la más original. Desde su aparición, a partir de los trabajos de
Perrault y los hermanos Grimm, comenzaron a desfilar decenas de variaciones y
estudios críticos interpretativos –el más famoso quizás el de Bettelheim en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas-.
La variedad de adaptaciones, versiones y reinvenciones es tal que incluso Luis
Bernardo Yepes pasó de ser un coleccionista a realizar un montaje museográfico
sobre esta niña que se topa con uno de los más grandes depredadores del siglo
XVIII. Su influencia ha pensado tanto sobre nosotros y nuestra pobre psique,
que aún hoy en día, resguardados por nuestros muros de concreto, justo en medio
de la noche, le tememos al lobo. Aunque no siempre gane.
La noche de visita puede
tomarse como una nueva versión de Caperucita Roja, sin embargo el famoso relato
de cuento de hadas es sólo una excusa para robarse uno de sus más emblemáticos
y pasivos personajes, el de la abuela. Mientras en el relato original la
abuela es sólo una excusa para la visita de caperucita, en este relato
caperucita es sólo una excusa para el relato de la abuela.
Es de
noche, y probablemente hace frío. En medio de la oscuridad, la abuela, que es
un poco sorda por supuesto, escucha a alguien tocar la puerta de su casa.
Pregunta quién es, una voz comedida responde y pide que abra. La anciana no
oye, vuelve a repetir su pregunta. Esto sucede una y otra y otra vez, con lo
que el visitante va cambiando su respuesta, pasa de sereno a impaciente, de
impaciente a molesto y de molesto a furioso. Cada respuesta va tiñéndose de una
rabia que quiere destrozarlo todo y que se ve desbordada por respuestas dignas
de Poe, como cuando a mitad del libro, el visitante, similar ya a un espectro,
responde en la plenitud de su ira y la abuela inquiere una vez más -¿Es un ser imaginario o una persona real la
que creo oír?. Acompañando este intercambio constante de preguntas y
respuestas, las ilustraciones nos muestran a una ancana indefensa contra un mal
poderoso y metamórfico que desborda con mucho los límites de la casa a la que
intenta entrar. El conjunto de exigencias del visitante conforme aumentan de
tono, van develando también un poder ominoso y terrible.
Sin embargo
cada noche va un amanecer y cada semana la abuela recibe la visita de su nieta
de la caperuza roja. Aunque el relato no termina ahí. Cuando todo parece haber
terminado y nos encontramos con la mención legal de la impresión, el visitante aún
sigue allí, esperando.
¡ja!
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