Ilustración No. 1. Sir Joseph Noel Paton. La cabalgata de las hadas.
Desde el siglo
XVIII los cuentos de hadas abandonaron la exclusividad que les otorgaba la tradición
oral para pasar a ser propiedad, primero de la literatura europea y luego del
mundo entero. Desde ese momento, las criaturas pertenecientes al mundo de
Fantasía, han protagonizado miles de historias alrededor del mundo. Con el
tiempo sin embargo, las hadas que infundían miedo, temor, curiosidad, e incluso
se hallaban cargadas de cierta aureola sexual, se fueron convirtiendo en criaturas
ñoñas, predecibles y moralmente correctas; comenzaron a ser enmarcadas en una
suerte de paraíso de mermelada donde todos los sueños se hacían realidad. En su
célebre ensayo Sobre los cuentos de hadas,
J.R.R. Tolkien ya había abordado la cuestión, haciendo hincapié en la
naturaleza peligrosa que realmente envolvía
a los habitantes de Fantasía. Tolkien advierte ya desde entonces, que se ha
olvidado la naturaleza oscura, ambigua y peligrosa que conlleva los cuentos de
hadas, en donde el hombre es tan solo un invitado a un país, a un espacio, en
donde rigen reglas diferentes a las que
conocemos. Fantasía, para Tolkien y los lectores de los cuentos de hadas
tradicionales, es un lugar que difiere mucho de lo que Disney hoy nos ofrece.
Ilustración No.2. Sir Arthur Rackham. Gnomos.
Los relatos tradicionales
sobre hadas y duendes no son precisamente tranquilizadores. Se les trata de
ladrones de niños, de embaucadores y juguetones. Es así como antiguas narraciones como la de Rip Van Winkle, hablan de un hombre que
se pierde en el tiempo de las hadas. Raymond
E. Feist, en su Cuento de hadas habla
de la naturaleza traicionera de los Daoine
Sidhe quienes más allá de seducir jovencitas quieren también reclamar el
mundo que se les ha arrebatado. Los seres humanos suelen olvidar que antes de
imponerse un único paradigma, se creyó no sólo en dos, sino en múltiples dioses.
Y no todos ellos eran masculinos, de hecho no todos ellos eran seres humanos.
En el centro y norte de Europa principalmente, los dioses degeneraron poco a
poco en criaturas que luego, cuando el paradigma judeocristiano se impuso, se
olvidaron y replegaron en los bosques. Criaturas como los sátiros, las ondinas
y los berserks, permanecieron en las
regiones más oscuras de los campesinos y aldeanos. Estos mismos campesinos y
aldeanos que llamaban a las viejas curanderas Bella Donna –bella dama, bella señora, el mismo nombre que se les
otorgaba a las hadas- cuando lograban curar a sus hijos o esposos; pero también
las llamaban brujas cuando habían muertes imprevistas o inexplicables. No hay
contradicción en esta denominación, los campesinos recordaban muy bien que lo
sobrenatural nunca tiene una sola cara. Esta suerte de transmigración o de involución
si se quiere, lo plantea Marguerite Yourcenar, en uno de sus Cuentos orientales, en donde las hadas,
quienes no pueden vivir bajo la gracia de Cristo, son transformadas en
golondrinas.
A pesar de esto,
sin embargo, las hadas han caído bajo una cruel tradición en el siglo XX y
principios del XXI, su reino se ha reducido de lo complejo y peligroso a lo fútil
y predecible en la literatura infantil. La máxima representante de esta versión
actual de las hadas es Campanita,
heredera bastarda de la obra de J.M. Barrie, reducida a ser una Marilyn Monroe
que representa lo positivo de la tecnificación en la era industrial, heroína
simplona que sólo puedo producir a partir de los desechos olvidados por los
seres humanos. Precisamente Campanita
quien jamás sirvió de buen modo a los seres humanos sino por puro amor a Peter
Pan. Incluso criaturas más feroces como el hombre
de las nieves o los mismos vampiros, han sido degradados para
hacerlos más atractivos al afán consumista del mundo contemporáneo. Las criaturas
de fantasía, han debido sufrir todo un proceso de transformación que los haga
atractivos para el público.
Ilustración. No. 3. Disney. Campanita.
Por fortuna escritores
como el mismo Tolkien, quien creó a los hobbits, como criaturas apacibles, hizo
que de ellos mismos descendiera el mezquino Gollum.
Así mismo Neil Gaiman, recordó a los lectores, que los dioses antiguos no sólo
eran aventureros y divertidos, sino mezquinos, tramposos y jugadores en American Gods, en tanto tampoco permitió
que se olvidara que a veces en lo terrible habita una gota de piedad, según lo
relata en El puente del Trol. El
mismo Barrie nos recordó que en Fantasía, en su Neverland al lado de la
aventura ingenua también habitaba el feroz Garfio y el voraz cocodrilo. Los
escritores que han conocido a Fantasía saben que se trata de una tierra donde
todo lo que yace en el corazón de los hombres es posible. Y en el corazón de
los hombres no solo mora el bien.
Ilustración No. 4. Gustave Doré. Pulgarcito.
Estos dos artículos forman parte de un libro, tu libro ¿verdad?
ResponderEliminarMe confundes respecto a lo de dos artículos. Y sí, el proyecto sigue en pie...
ResponderEliminarTan lindo. Me refiero a los dos artículos seguidos que tienen por tema las hadas.
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