Clubes de lectura




Muy a menudo parece olvidarse que la práctica de la lectura privada es una actividad reciente en la historia. Antes de su surgimiento (si la memoria no me traiciona fue con Tomas de Aquino) se solía leer en grupo, con explicaciones que buscaban ampliar el sentido de lo  que decían las palabras. Leer era un acto ejercido socialmente, no una actividad solitaria. Me corrijo, leer es un acto social y la mejor manera de promover ese acto es sumergir al lector en formación en un ambiente proclive para ello. Una –nunca la única-  de las mejores formas de hacerlo son los clubes de lectura.
Un club de lectura es un espacio de reunión alrededor de las lecturas y de los libros. Donde las personas que lo conforman han elegido un libro de antemano bien por su temática, bien por su actualidad, su autor o su propuesta estética. A partir de la elección realizada, que puede ser mediada pero nunca impuesta,  quienes lo conforman definen unos puntos alrededor de los cuales comienza a realizarse el diálogo, e incluso la discusión. Ante ésta última opción el mediador ha de poder encauzar la situación sin coartar la libertad de expresión.
A pesar de las apariencias, comenzar un club de lectura no es una tarea fácil. No se trata de un club de automovilismo ni de cocina o alpinismo. Las personas no se reúnen a hablar con otras a menos que haya algo que las apasione y en el caso de lectores en formación, la timidez suele ser una característica principal. ¿Qué se puede decir de un libro? ¿Se puede decir en algún momento –horror de horrores- que el libro elegido no me gustó? O al contrario, existe la posibilidad de hablar sobre ese personaje que me acojonó tanto que he alargado el libro lo más posible para no dejar abandonado a Rolando de Galaad, Bastián Baltazar Bux, Gregorio Samza, Jean Valjean, Ulrica, Penelope? Y si lo hago, ¿Qué dirán los otros – esos desconocidos- de mí?
Por supuesto estos son sólo algunos elementos a tener en cuenta dentro de los tantos que existen para la conformación del club de lectura. Durante los próximos días, nos asomaremos con detalle a cada uno de ellos.

P.D.: Hace algunos días, a raíz del tema de oralidad un usuario ha sugerido el libro “Oralidad y escritura” de Walter Ong. No voy a hablar en este momento sobre el libro en particular porque a partir de esta semana, y las posteriores, estaremos recomendando esos libros imprescindibles para los promotores de lectura.
Además pronto estaremos contando con nuevas opciones que harán de este espacio una experiencia aún más agradable. 

Comentarios

  1. Valdría la pena algunas recomendacioncitas sobre cómo comenzar uno y tal vez hasta cómo sostenerlo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario