CUENTOS EXTRAÑOS PARA NIÑOS PECULIARES




Escritos por Ramson Riggs
Ilustrado por Andrew Davidson
Traducido por Victoria Simó
Publicado por Editorial Alfaguara
Recomendado para Lectores en marcha
Colección de cuentos

     Desde hace mucho tiempo he sentido debilidad por la mitología de los mundos. Me explico, los mundos fantásticos tienen su propia mitología o su propio folklore. Así, el mundo de Harry Potter tiene Los cuentos de Beedle el bardo; el mundo de la Torre Oscura tiene El viento por la cerradura –aunque para ser justos también tiene La tierra baldía y los relatos de Oz, entre otros tantos referentes -  y El hogar de Miss Peregrines para niños peculiares tiene Cuentos extraños para niños peculiares.

     Me gustan tanto, de hecho, que en el caso de Harry Potter, el único libro que en verdad me gustó fue Los cuentos de Beedle el bardo. De alguna manera es aquel que he sentido menos afectado, el más sincero. Este tipo de libros me gustan porque siento que el autor puede percibir de una manera más profunda su propio mundo, a tal punto que puede escuchar las historias que se relatan en las casas y las tabernas en medio de la noche, o en los hogares antes de que los niños duerman.

     En el caso del mundo de los peculiares de la obra principal solo conozco la película, y no fue lo suficientemente bien realizada para atraerme a los libros. En contraste, su libro de cuentos siempre me atrajo.

     Los cuentos extraños para niños peculiares son un conjunto de 10 historias que se presuponen adaptaciones de relatos transmitidos de generación en generación, y que son útiles para la educación moral de los niños peculiares. En realidad son una entrada al mundo de lo maravilloso con resultados a cada cual más entretenido que el que le precede. No necesariamente todas las historias tienen un final feliz, a la manera en que Disney ha reconstruido los relatos de los Grimm, Perrault o Andersen, sino que a la manera de estos autores y/o recopiladores, hay mucho de sin sabor en ellos. En especial, tres se convirtieron en mis favoritos, Los caníbales generosos, que narra la historia de un pueblo conformado por peculiares  que pueden regenerar sus partes y que se encuentran con otros peculiares que solo se pueden alimentar de carne humana, y de lo que sucedió entre ellos; La encantadora de pesadillas, que da cuenta que no todas las peculiaridades pueden o deben usarse, y El cuento de Cuthbert, que puede ser triste o dulce, en cualquiera de sus dos finales, dependiendo de la forma en que se mire.

     En esta ocasión leí una edición digital de una biblioteca pública, la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero, y aunque en términos generales fue una experiencia favorable, encontré dos puntos que no me convencieron. Para entender un poco esto, hay que tener en cuenta que el gestor de la biblioteca es una aplicación llamada Overdrive, que en apariencia no permite cambiar el tamaño de la letra. Esto afectó un elemento menor, pero que es importante en la diagramación, y que tiene que ver con el empleo de las letras capitales. Así, al comienzo de cada capítulo se encuentra una ilustración, y debajo de ellas dos o tres líneas, líneas que no permitían el despliegue de la letra capital, la cual se desplazaba a la primera línea de la página siguiente donde no tenía nada que ver. Ignoro en verdad si es un asunto de edición o de aplicación. El segundo aspecto que me apreció enojoso fue el de las notas a pie de página, resueltas en este caso por hipervínculos que solo por accidente vine a saber cómo funcionaban (manteniendo apretado el número de la nota hasta que se abría el vínculo).

     Por último, las imágenes que acompañan el relato son esplendidas, a la manera de los grabados de siglos XVIII y XIX, y sirven para darle ese carácter antiguo, intemporal quizá sería un mejor adjetivo, al libro.

     En conclusión, se trata de un libro primoroso, a nivel literario que presenta relatos muy entretenidos (ninguno mayor a 14 páginas de extensión) que sirven de extensión al mundo de los peculiares, y que pueden ser leídos de forma independiente. Recomendados para el espíritu aventurero que disfrute de una buena historia, de esas que pueden ser contadas de nuevo junto al fuego.

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