Escrito
e ilustrado por Alessandro Sanna
Traducido
por Julia Osuna Aguilar
Publicado
por Libros del Zorro Rojo
Recomendado
para Lectores en marcha
Narración
gráfica – Novela gráfica
Encontré El río como quien encuentra trigo, una moneda o una piedra hermosa.
En palabras de Manfred Max Neef, derivando en estado de alerta. En esta ocasión
solo buscaba un par de libros para pasar el tiempo; quizá algo no muy pesado ni
muy liviano, algo que me permitiera esperar el bus o, tal vez, hacer la fila en
el banco. En cambio encontré el relato gráfico de Alessandro Sanna.
Iluminada
tan solo por un poema (Arte poética) de Borges y un epílogo del autor, El río es una de esas historias que exigen una
extremada atención al detalle. Debe aclararse, empero, que decir historia es
una abstracción tan grande como cundo decimos vida al referirnos a los
episodios que conforman la existencia de un ser humano. El río está conformado en cuatro relatos independientes (otoño,
invierno, primavera y verano) que tienen en común la existencia a la orilla de
un río. Si creemos al autor, este río en particular es el Po, el mismo libro
que iluminaba los relatos de Don Camilo de Giovanni Guareschi. Por razones más
pequeñas los lectores llegamos a amar muchos libros.
Osanna
articula El río dividiendo la página
en cuatro viñetas horizontales a través de las que da vida a las secuencias en cada una de las
estaciones. La primera corresponde a una tragedia, La inundación; en contraposición la segunda da cuenta de un
nacimiento; en tanto la tercera aborda la visita de la feria; y la última la
dedica a u suceso especial entre un pintor y un tigre.
No
se conforma Osanna con el relato. Empleando lo que creo que es acuarela –aún no
me atrevo a ser definitivo con lo gráfico, menos aún con lo gráfico impreso-,
el autor da cuenta de una paleta de colores marcada para cada estación, siendo
la más fría la del otoño y la más viva la del verano, donde emplea colores
vivos y movimientos más dinámicos, más salvajes.
La
historia lograda, se siente de alguna manera incompleta, como si a cada vuelta
de hoja algo estuviese acaeciendo, algo que no termina aún de definirse y que
cambia en cada momento que se vuelve a visitar el libro, sin importar el ritmo
al que se haga cada lectura.
De
esta manera, tenemos en El río un
conjunto de relatos entrañables que nos dan la perspectiva mágica de lo que
puede ser una vida a la ribera del río Po. Quizá, si nos fijamos bien, podamos
hallar a Don Camilo y a Pepón.
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