Escrito
por Jean-Marc Derouen
Ilustrado
por Laure du Faÿ
Traducido
por Miguel Ángel Mendo
Publicado
por Editorial Kókinos
Recomendado
para los pequeños
Libro
ilustrado
Hay un tiempo maravilloso en que la lectura
no es un acto solitario, sino un acto compartido. Cuando mamá y/o papá rodean
al niño en sus brazos, y con su mejor voz, le acompañan con un cuento, un
trabalenguas un poema. A menudo esta lectura está interrumpida por mil y un
preguntas o por mil y un aclaraciones. Qué tan buenos promotores de lectura
somos cuando no buscamos promover la lectura. Luego olvidamos que la promoción
de lectura no es una actividad didáctica y/o pedagógica, sino que
fundamentalmente es un acto de afecto.
Voy a
comedte es uno de esos libros perfectos para compartir en voz alta. La
primera razón es porque es un cuento profundamente divertido (recuerdo que a la
película Peter Rabbit quiso ser vetada por un colectivo de celíacos porque les
pareció insensible que en alguna parte atacaran a un celíaco con comida con
gluten, espero que un grupo de personas con problemas de dicción –zipi zapes
creo que les llaman en España- no intenten censurar este libro, porque tengo
problemas de dicción y me ha parecido teddiblemente gdacioso), la forma en que
se juega con la inocencia del enorme y malvado lobo, la forma en que se retrata
a los personajes. La segunda razón es que se trata de un libro que se presta a hacer
voces, a jugar con la dicción y también con el cuerpo. La tercera razón es el
empleo de colores de alto contraste, así como una tipografía grande de fácil
seguimiento. Sin embargo, más allá de ello, es que se trata de un relato bien
contado que no pretende dar lecciones a nadie, es solo una historia para jugar,
aun cuando haya simbolismos, como el del pelo en la lengua que no pedmiten
hablar bien al enorme y malvado lobo, pero esas lecturas aparecen después. Es,
por último, un libro que revela la verdadera naturaleza de los conejos, que se
te quedan mirando con fijeza mientras mueven sus hocicos repetidamente. Quién sabe
qué maldades anidan en esos pequeños cerebros tiernos.
Así pues, Voy a comedte es un libro recomendado para todo aquel que quiera
pasar un rato en compañía del enorme, malvado y hambriento lobo del bosque, un
par de conejos nada tontos y un oso de muy malas pulgas. Y sobre todo, para
aquellos que gustan de reír solos y acompañados.
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