Autora: Lygia Bojunga
Traducido por: Santiago
Ochoa
Editorial: Grupo Editorial
Norma
Recomendado para: Jóvenes
lectores
Novela
Ser
lector es hacer parte de una comunidad que en un aspecto de su vida se
identifica con la lectura. Así, los lectores hablan entre sí de sus vidas,
odios, amores, películas y, por supuesto, de libros. No solo de los clásicos o los best sellers, en ocasiones sale el tema
de la calidad literaria, en otras del último libro publicado por tal o cual
autor, del último libro adquirido o recordado o, como en este caso, del último
leído que es digno de recomendación.
Retratos de Carolina fue
descubierto por Danny entre las estanterías de la biblioteca escolar, mientras
hacía una selección de libros escritos por mujeres para recomendarles a los
chicos (Hoy la exhibición es de libros firmados por escritores a los que Danny
se ha acercado a lo largo de los últimos cinco años para pedirles un autógrafo para
la biblioteca del colegio). Por supuesto el nombre de Lygia Bojunga no le era
desconocido, razón por la cual se sumergió entre sus letras para acto seguido
hablar de él como quien no quiere la cosa.
Las
recomendaciones entre los lectores suelen empezar algo así como: Mirá –hay que recordar que soy caleño- acabo de leerme un libro… y terminar
con …a vos te gustaría oís. En este
caso la verdad, el resumen de Danny si me atrajo, de manera tal que paso de
inmediato a mi cola de libros para leer (¿Vos no tenés el día señalado también? –
me pregunta Danny mientras me hace el préstamo de Retratos de Carolina. Le digo que sí, pero que me llamó la atención
el que me acaba de describir. ¿Y por qué
no volvés por él cuando acabés el otro? Aclaro que Danny tiene que luchar
contra la perenne costumbre de los docentes de tomar prestados libros para que
acumulen polvo en sus mesas de trabajo. Así que solo lo mando al diablo, le
recuerdo que soy su mejor usuario y me llevo Retratos de Carolina.)
Bojunga
no es nueva en la literatura, y su oficio le ha valido los premios Astrid
Lindgren y el Hans Christian Andersen. No es nueva en la literatura y eso se
nota en cada palabra, en cada frase de esta novela. No borda frases con una
retórica complicada. Nos cuenta la vida y desengaños de Carolina en varias instantáneas
a lo largo de su vida, nos la dibuja curiosa, juguetona, inteligente, autónoma,
adorando a su padre, enamorándose de los espacios; siendo terca, mandona,
apasionada y, también, tonta. Así, el lector conoce a Carolina desde sus seis
años y la sigue hasta que se rebela contra su autora, rompiéndose la cuarta
pared como recurso narrativo, para exigirle un final más positivo (No feliz,
solo positivo) de sus acciones y posibilidades. Bojunga accede ante Carolina,
pero, como todo escritor, termina haciendo lo que se le da la gana.
Por
otro lado, se trata de un libro profundamente feménino, no porque su
protagonista sea mujer, sino porque habla desde el lugar y sensibilidad de la
mujer, sin pintar una criatura dócil sin voz. Por el contrario, Carolina tiene
una forma propia de ver el mundo, de fijarse en los objetos que lo amueblan,
Quien diseñó el escritorio obviamente tenía
problemas relacionados con lo convencional: No sólo este era diferente a la
mayoría de los escritorios, sino que, en sí mismo, no se repetía. Así, las
gavetas que se situaban a los dos lados, vecinas del espacio vacío donde el
papá extendía las piernas, no solo tenían alturas diferentes, sino que el
interior también variaba: las más altas no tenían compartimientos adecuados
para documentos y ficheros; las del medio tenían compartimientos que también
variaban; dos de ellas tenían llave(los asuntos íntimos), las otras, sólo
manijas; además del espacio para las piernas, una de altura pequeñísima, donde
el papá dejaba bolígrafos, lápices, borradores, resaltadores, cortapapeles,
tijeras, ganchos y un montón de artículos imprescindibles que encontraban allí
su morada ideal. (p. 79)
Yo
que no hablo de libros sino por el medio del blog, y en algunas ocasiones puedo
balbucear una que otra idea, te pregunto Danny, ¿Cuándo dejó aquí de hablarse
de un escritorio y se pasó a describir un alma?, ¿cómo se llama esa figura
literaria? Así que a riesgo de seguir de manera indefinida, a la manera de
Neruda con su Libro de las preguntas,
y sabiendo que seguiremos nuestra conversación en los pasillos del colegio –al menos
mientras se pueda- solo puedo terminar agradeciéndote esta recomendación que
hoy hago a los lectores.
No recuerdos el nombrede la figura. Habría que consultar el diccionario de figuras literarias "Logoi" de Fernando Vallejo.
ResponderEliminarPero sé que es una estrategia que viene desde Balzac en su "Papá Goriot" y quizá más atrás.
No recuerdos el nombrede la figura. Habría que consultar el diccionario de figuras literarias "Logoi" de Fernando Vallejo.
ResponderEliminarPero sé que es una estrategia que viene desde Balzac en su "Papá Goriot" y quizá más atrás.
Tiene un título olvidable, tendré que anotarlo.
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