Autora:
Ibtisam Barakat
Editorial:
Bambú
Recomendado
para: Lectores en marcha
Relato
autobiográfico
Como
colombiano he conocido lo que es la violencia. A diario sé de asesinatos,
atracos o carros bombas. La época más terrible para quienes vivimos en la
ciudad fue la de Pablo Escobar con el cartel de Medellín y poco tiempo después
la del Cartel de Cali. Quienes viven en el campo en cambio, han tenido que
padecer la violencia de los paramilitares y de la guerrilla. Sin embargo, a
pesar de la guerra intestina que nos paraliza y amenaza con mutilar cualquier
posibilidad de concretar nuestro proyecto de nación, podemos decir a ciencia
cierta que el suelo que pisamos es nuestro, aunque se lo roben los corruptos, el
polvo que se nos mete entre los dedos es nuestro.
Otro
es el caso de los países que ha permanecido en una guerra sempiterna, el caso
de quienes de un momento a otro vieron como sus fronteras se perdían y pasaban
a ser territorio ajeno. Es el caso de lo sucedido con Israel y Palestina.
Saboreando el cielo inicia en junio de 1967 y se prolonga hasta
1981. No hay una resolución, un final feliz, un hasta aquí, un hada madrina. Se
trata de un instante fugaz en la niñez que abarca desde el inicio del conflicto
hasta que la familia de la protagonista abandona su casa y se traslada de
manera definitiva en busca de nuevos cielos y esperanzas. Empero esto tampoco
es suficiente, porque el relato que abre las puertas a la epifanía de la niñez
se enmarca en un bus que para entre Ramala y Birzeit, bajo la mirada escrutadora
de los soldados israelíes en un reten.
Aunque
Ibtisam Barakat es palestina, no hay ningún elemento de rabia o ira o
antisemitismo en ella. Una de las cosas que nos advierte en su introducción es
la necesidad de construir historias conjuntas,
Para saber más sobre Próximo Oriente y profundizar en nuestro
conocimiento sobre palestinos e israelíes, debemos compartir historias. La mía
es una de tantas. Juntas, estas historias pueden enseñarnos hasta qué punto la
gente es interdependiente y tiene las mismas necesidades básicas. (P. 9)
De otro lado hay una bella construcción
acerca del lenguaje. Barakat, quien hoy en día en licenciada en Literatura
inglesa y estudió un master en
Desarrollo social y familiar, muestra una afinidad preciosa por las palabras.
Una parte no menor de su relato la lleva a hablar del alfabeto árabe, su
organización, la forma en que se construyen las palabras y cómo se comunica,
una vez alcanzada la adolescencia, a través de cartas con el resto del mundo.
La unión de estos elementos, el relato de
niñez, el amor por las palabras, el conflicto permanente, hacen de saboreando el cielo una historia
interesante, plena de ternura, que mantiene al lector en una atención
constante. Pero más allá de eso, busca construir la historia de una niñez que
se yergue en medio del conflicto y se construye a partir y pesar de él. No
importan los bandos, entendemos al final, la guerra afecta a todos.
Como un ave que se sujeta
a los barrotes de una jaula
deseando que sean ramas
mis dedos se agarran
al pasamanos del autobús.
Pero yo no deseo nada. (p.11)
La guerra, no debemos olvidar, no ha
terminado. Nunca termina.
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Magnífica reseña. Recuerda leer los libros que te presté.
ResponderEliminares una basura, yo quiero todas las historias de libro bien resumidas!!!!
ResponderEliminarNo tendrá mi aprobación!! dislike y odio infinito!!
si
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