El uso del libro

El libro es quizás el objeto más maltratado que pueda haber por un niño. Son pateados, pisados, lanzados contra el suelo, arrastrados, cabalgados, mojados, manchados con restos de comida, rayados y cualquier cosa que se les ocurra. La rápida muerte de los libros es la razón por la cual existen ediciones en cartón, plástico y tela.
Para un bebé un libro no es nada más que un juguete igual a otros tantos juguetes (aunado esto a su pobre desarrollo de la motricidad fina) y por lo tanto experimenta sus usos y funciones. Es el deber de los padres enseñarles cual es su uso correcto. Esta acción, aunque parezca baladí, tendrá una gran repercusión en la relación lector-libro durante el desarrollo infantil.
Son demasiados los adolescentes y jóvenes en los primeros semestres de la universidad que no son capaces de desenvolverse con un libro, no saben cómo realizar una investigación, ubicar un dato o siquiera ir al índice del libro. Eso en cuanto a los libros informativos o académicos. Cuando se trata de literatura muchos de ellos no saben ni siquiera recordar el nombre del autor o de la editorial para futuras referencias sobre gustos o preferencias.
Además de la forma correcta de sostener el libro, el padre debe recordar no sólo el título del libro sino también su autor y, cuando llegue al segundo nivel de lectura, se le debe mencionar el nombre de la editorial. De esta manera el niño comienza a ubicar sus preferencias.
Trabajar con las diferentes partes del libro es una buena medida a partir del ingreso a la edad escolar, así el niño aprende como localizar la información que busca o solicita amén de desenvolverse mejor en la basta geografía de esa región que conocemos como libro.

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