Aprendamos del Hay Festival

El Hay Festival es la celebración literaria más snob de Colombia. Quienes quieren robarse el protagonismo son la farándula criolla, los medios y los políticos. Muchos de estos protagonistas asociados ni siquiera tomaran un libro en todo el año o no sabrá a ciencia cierta cual es la importancia de muchos de los escritores invitados (curioso que las imágenes del único libro de Salman Rushdie que hayan mostrado pertenezcan a “Los versos satánicos”. Más curioso aún que no se haya tratado de una versión en español sino en inglés) seleccionados con cuidado.
A pesar que la entrada a una conferencia, conversatorio o charla de autor se halle a $30.000 (mucho más que algunos libros) para profesionales y $10.000 para estudiantes el Hay Festival nos da una importante lección de lo que debe constituir un programa de promoción de lectura dirigido principalmente para adultos. Y nos la da de manera colateral curiosamente, nos la da con una cantidad impresionante de actividades de segundo orden que se presentan: intercambio de libros, presentación de autores y sus libros en los medios masivos de comunicación, protagonismo de la literatura sobre cualquier otra actividad, asociación de los autores a otras actividades alrededor de la promoción de lectura, espacio para futuros escritores (sobre la promoción de escritura ya hablaremos después) y sobre todo un espacio para que muchos escritores, no todos ellos premios Nobel o Pulitzer, puedan reunirse alrededor de su actividad favorita, los libros y la lectura.
Imaginemos por un instante tan desbordante actividad alrededor de los libros y su autores durante todo el año, imaginemos que los medios nos presenten un libro y su autor cada noche, que muestren todos los intercambios de libros que se dan en poblaciones pequeñas, que nos presenten las diferentes bibliotecas municipales (para “Vive Colombia, Viaja por Ella”, las bibliotecas no existen) y los escritores locales, que no venden millones de ejemplares pero que son importantes para una comunidad; que al final de toda entrevista se pregunte acerca del libro que se salvaría del diluvio. Imaginemos, sólo por un breve momento, que significaría que sin previo aviso un escritor de la talla de Mario Mendoza atravesará las puertas de un colegio y se le preguntara sobre eso de ser escritor en lugar de sobre eso de ser Primera Dama o Infanta. Imaginemos todas esas actividades que constituyen el Hay Festival en Cartagena aplicadas a toda la población y durante todo el año.
¿Cierto que los índices de lectura tendrían oportunidad de variar?

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