Pequeño teatro de la crueldad.


Entre Isabel, Andor y yo, hemos dado en armar un paquete de libros que llamamos en broma nuestro pequeño teatro de la crueldad. Son libros que hemos elegido porque no siempre tienen un final feliz o porque sus propósitos no son didácticos, pero sobre todo porque se animan a hablar sobre la tristeza, las limitaciones, los límites reales de los niños, es decir hablan de ese lado oscuro de la vida que muchas veces se les niegan a los niños.
Hace algunos días Andor me pasó un libro de Javier Marías en donde había subrayado el siguiente pasaje:
“No sé yo ahora, hay esa tendencia a encerrar a los niños en una burbuja de felicidad entontencedora y sosiego falso, a no ponerlos en contacto ni siquiera con lo inquietante, y a evitar que conozcan el miedo y hasta que sepan de su existencia creo que circulan por ahí, que hay quienes les dan a leer versiones censuradas, amañadas o edulcoradas de los cuentos clásicos de Grimm y de Perrault y Andersen, desprovistas de lo tenebroso y cruel, de lo amenazador y siniestro , a lo mejor hasta de los disgustos y de los engaños. Una estupidez descomunal desde mi punto de vista. Padres ñoños. Educadores irresponsables. Yo eso lo consideraría un delito, por desamparo y por omisión de ayuda. Porque a los niños los protege mucho percibir el miedo ajeno, y así concebirlo con serenidad, desde su seguridad de fondo; experimentarlo vicariamente, a través de otros, sobre todo por personajes de ficción interpuestos, como un contagio de corta duración. Y además sólo de prestado, y no tanto como fingido. Imaginarse algo es empezar a resistirlo y eso es también aplicable a lo ya sucedido: uno resiste mejor las desgracias si después logra imaginarlas, después de haberlas sufrido. Y claro, el recurso más común de la genta es relatarlas.”
Este párrafo de Marías resume muy bien el espíritu de nuestra pequeña selección de libros. El pequeño teatro de la crueldad no protege al niño sino que lo expone a esos temas que hacen o harán parte de su vida.
Uno de esos libros es Juul (realmente con él empezó todo) del que ya he hablado anteriormente. Otro es “El libro Triste” de Michael Rosen; un libro-álbum precioso donde un hombre da rienda suelta a las razones de su tristeza y porque no la considera algo malo. Por supuesto “Jesús Betz”, la historia de un hombre tronco a principios del siglo XX tenía que estar incluido, al igual que “Cuentos en verso para niños perversos” de Roald Dahl, donde el autor presenta la menos edulcorada de las versiones de los cuentos de hadas tradicionales. Así mismo hace parte “La melancólica muerte de Chico Ostra”, magnífico libro de Tim Burton aunque terriblemente traducido.
Hay un libro electrónico que merece aquí especial consideración, “13 muertes de Bubba”, la obra en verso e ilustración de un historietista mexicano cuyo nombre se me escapa y que también e puede conseguir en la red para descarga directa. Este tomo hace una reflexión sobre la muerte en trece magníficas viñetas acompañadas de unos versos preciosos y profundos.
Y como olvidar esa magnífica colección que Isabel descubrió extasiado y de la cual no hemos podido conseguir sino nueve de sus trece tomos, “Una serie de catastróficas desdichas”. En ella los hermanos Baudelaire se enfrentan a desgracia tras desgracia sin que parezca que alguna vez algo saldrá bien. Un libro increíblemente bien narrado y que subvierte gran parte de la tradición de la literatura infantil y juvenil.
No me detengo en libros como “El oso que no lo era”, “estaba oscuro y sospechosamente tranquilo”, "La isla" y “ahora no Bernardo”, entre otros, por falta de espacio y porque en el futuro tendremos que detenernos sobre ellos.
Constantemente vagamos por librerías y bibliotecas buscando nuevos temas, nuevos libros que nos hablen de esos temas catastróficos, fuertes, impresionantes y que estén bien escritos.
Si conoces alguno, amable lector, te invito a que nos lo compartas, así podremos ampliar nuestro pequeño teatro de la crueldad.

Comentarios

  1. Me parece que un poco de teoría psicológica o un poco de recomendaciones prácticas para trabajar con estos libros no sobrarían

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