Escrita por Patrick Rothfuss
Ilustrada por Marc Simonetti
Traducido por Gemma Rovira
Editado por Plaza Janés
Recomendado para jóvenes lectores
Novela - Fantasía
Vivir de acuerdo a un
código de honor, a una ética propia, ha sido el referente de una enorme
cantidad de publicaciones y relatos en las más variadas plataformas. Es una de
las más antiguas historias de la humanidad, y su referente universal es el
monomito. Sin embargo, ¿es posible vivir la vida de una manera estética?
La música el viento es una novela de Patrick Rothfuss inscrita en
el universo de El nombre del viento y
de El temor de un hombre sabio, que
hacen parte de una saga aún inconclusa (la Crónica
del asesino de reyes) y que tiene un enorme número de fanáticos (eso a
pesar de sus títulos que parecen inspirados en la autosuperación de los 70´s). Sin
embargo, no se trata de una continuación propiamente dicha, si no lo que se
denominaría un spin-off, es decir un
relato independiente basado en un aspecto o personaje secundario. En este caso,
se trata de uno de los personajes más enigmáticos y queridos del mundo de
Kvothe, Auri.
Para quienes hayan
leído alguno de los libros de la Crónica del asesino de reyes conocerá a Auri,
esa chica misteriosa, amiga de Kvote, que habita en la subrealidad, y, de
alguna manera, estudiante de la Universidad. Hay algo de Auri que no se nos ha
dicho en los relatos sobre Kvothe, un misterio que nos atrae y seduce y que,
para ser claros, tampoco se resuelve en La
música del silencio. De hecho, el misterio se acentúa.
En este relato Rothfuss
nos da cuenta de seis jornadas donde Auri se prepara para encontrarse con,
intuimos, Kvothe. Sin embargo, la vida de Auri dista de parecerse a la de
cualquier personaje en cualquier otro mundo de fantasía. En primer lugar porque
Auri habita la subrealidad, un espacio debajo de la Universidad, que no está
compuesto de salones, pasillos y/o galerías. En la subrealidad, cada lugar
tiene un nombre, cada elemento tiene su lugar justo y preciso, cada acto tiene
su momento. De cierta forma, cada día es una coreografía compuesta por
emociones y símbolos. El resultado de todo ello es un relato donde el conflicto
principal se nos escapa y nos quedamos con el retazo de un sentimiento, con la
sensación que nos da en la cara una luz sesgada que no terminamos de discernir.
Quien busque en este libro acción desaforada o un
relato mítico quedará decepcionado. Sin embargo, el lector abierto a la poesía,
al lenguaje, al hecho estético no quedará decepcionado. Quien quiera navegar de
forma más profunda en el mundo que habita Auri y sus motivaciones no quedará
decepcionado, pues más allá del hecho estético se encuentra una peculiar, y
necesaria, manera de moverse en el mundo. Una manera justa.
“Bueno, después lo haría mejor que pudiera. Era la
única forma de hacerlo. No deseabas cosas para ti mismo. Eso te empequeñecía.
Eso te mantenía a salvo. Eso significaba que podías moverte ágilmente por el
mundo sin molestar a todos los carros de manzanas con que te cruzaras. Y si
tenías cuidado, si formabas parte de las cosas correctamente, entonces podías
ayudar. Arreglabas lo que se había roto. Prestabas atención a las cosas que encontrabas
torcidas. Y confiabas en que el mundo, a cambio, te ofreciera la oportunidad de
comer. Era la única forma elegante de actuar. Todo lo demás era orgullo y
vanidad.” (p. 115)
Es importante tener en
cuenta que, La música del silencio,
logra una interpretación única del mundo de Crónica
de reyes. Pues en lugar de profundizarlo a través de más campañas o hechos
heroicos, lo hace a través de uno de los personajes que ejecuta su deseo
haciendo una vela, una perfecta vela, dedicada a él.
Una lectura única sin
lugar a dudas.
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