DISTANCIA DE RESCATE



Escrito (¿e ilustrado?) por­­­­ Samanta Schweblin
Publicado por Editorial Almadía
Recomendado para Grandes lectores
Novela – literatura fantástica

     Una costumbre de lector es buscar nuevos títulos, editoriales, autores y desafíos (es una de las razones por las que este blog existe). Por eso, en las redes sociales, solemos seguir editoriales, blogs, autores, y, sobre todo, otros lectores. Todo esto para decir que llegue a este libro por Alejandra (@queleoyo en Instagram), una amante y promotora de lectura a quien sigo con cierta asiduidad por los libros que comenta y porque tiene una forma muy creativa de hacer stories.  

     Alejandra posteó una foto de Distancia de rescate en la edición de otra editorial y comentó acerca de su rareza. En particular, como lector, me gustan los retos. Sólo porque era un reto me zampé el Ulises de Joyce, aunque terminé odiándolo, al menos por un tiempo; uno de los libros que más amo es La casa de hojas; por supuesto hay libros que han sido desalentadores como La broma infinita que he intentado leer dos veces sin ningún éxito. Lo siento Foster Wallace, pero no le he encontrado aún el chiste. Así que como un reto me lancé a la lectura de esta novelette de Samanta Schweblin, autora de apellido impronunciable, argentina por sospecha, y de quien hasta hoy no había sabido.

     La dificultad de Distancia de rescate se encuentra en la forma en la que es narrada, pues la historia principal, que acontece en un tiempo pasado, es narrada en un diálogo que tiene lugar en un tiempo presente.  Para terminar de complicar la situación, quienes están dialogando en el presente se encuentran presentes en el relato que se cuenta del pasado, pero sus roles y formas de relacionarse son diferentes. A esto debe sumarse que los hechos narrados, tanto en el presente como en el pasado, tienen lugar en un mundo en el que lo fantástico tiene una gran relevancia.

     Distancia de rescate narra la historia de una mujer que ad portas de perder a su hijo que se ha envenenado – al menos eso asumimos- acude donde una mujer misteriosa, una suerte de bruja del pueblo, quien logra salvar a su hijo enviando su alma a otro lugar. Por supuesto, toda historia de terror nos ha preparado para saber que si un cuerpo queda vacío algo va a entrar en él. Tanto el cuerpo como el alma de David se salvan, pero algo, que no comprendemos ni al principio ni al medio ni al final, se aposenta en el alma de David. ¿Ya he dicho que es un relato complicado? Porque esto es solo el comienzo, pues las cosas no tardarán en complicarse cuando al pueblo llegue una madre con su hija.

     El relato en sí es una gran apuesta que inquieta y logra mantener suspenso al lector durante la lectura. Empero, al final, cuando nos tomamos un respiro, cuando se pasa la última página, el lector no deja de preguntarse si el mecanismo empleado para contar la historia ha sido el adecuado; si precisamente, alambicar tanto la historia no hace que se le salgan de las manos algunos elementos al escritor, elementos como los gusanos, que parecen centrales en la historia y luego se desvanecen. Incluso, hay momentos en que el transcurrir del tiempo se vuelve confuso (¿han pasado días, meses, años?). Lo mismo sucede con el tiempo en él se comienza el diálogo, incluso la relación entre David y Amanda, la segunda voz en el diálogo y quien rememora la historia.   

     Quedan inquietudes, por supuesto, necesidad de visitar el relato una nueva vez, vencida ya el hambre de la anécdota, para desmontar el mecanismo y ver si el juego en verdad funciona. Pero eso, como decía un autor amado, es otra historia y será contada en otra ocasión.  

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