Escrito
por Pierre Versins y Murray Leinster
Traducido
por Maria Luisa Masó y J. F. Higks-Mudd
Editado
por Editorial Edhasa
Recomendado
para Jóvenes lectores
Novela
– ciencia ficción
Conocí a Pierre Versins hace casi 20 años
con un relato llamado El niño nacido para
el espacio, incluido en una de las antologías de la editorial Bruguera.
Recordaba el relato como una tragedia
desgarradora, de esas que estremecen al lector, aunque sus bases científicas ya
estuvieran caducas en el momento de leerlo. Incluso, después de esa primera
lectura, he trasegado varias veces la red para volver a encontrarlo y
recomendarlo a quienes buscan un ejemplo de historia relatada en segunda
persona. La impresión de que se trata de una obra magnífica injustamente
olvidada tampoco me abandona.
No había leído nada más de Versins desde
entonces. De hecho, a diferencia de otro autor como Colin Kapp, no recuerdo
haber buscado nada más de Versins. Hasta ahora.
¡Vaya
planeta! es un relato publicado en español por allá en 1957. El hombre no
había aún pisado la luna. En este año Laika muere en el Sputnik II y nace la
Comunidad Económica Europea, en tanto la aún existente URSS y Estados Unidos
siguen en su carrera armamentística. Es un tiempo emocionante para la ciencia
ficción; era el género literario del futuro.
Para ser justos, esta novela de Versins, no
es de gran factura. Se trata de un relato predecible escrito desde la óptica de
un imperio galáctico que se tropieza con la existencia de nuestro triste y
bárbaro planeta. Los diálogos son inverosímiles, algunas de las descripciones
de la manera en la que los extraterrestres han estructurado el cosmos son casi
inseguibles, y algunos de los personajes prescindibles; y, aun así, posee una
ironía profunda que mantiene al lector pegado hasta el final; un final
caracterizado por recordarle al ser humano su lugar en el universo infinito.
Acompañan
al relato de Versins, de manera sorpresiva, pues no se anuncian en la portada,
dos cuentos de Murray Leinster (ignoro a cuento de qué, pues no hay una línea
temática que los aúne) que se centran en la inmortalidad, y en las sorpresas
que el ser humano puede llevarse en su conquista del espacio. Vistos desde
ahora, quizá fuesen relatos un poco inocentes, pero hay que recordar que en su
momento estaban inaugurando una forma de ver el mundo.
Si tan solo tomamos esta publicación como
referencia, podemos encontrar que 1957 fue un año curioso y ecléctico para una
ciencia ficción que estaba construyendo su futuro como género literario.
Leído.
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