SANDMAN IX. Las benévolas


Escrito por Neil Gaiman
Ilustrado por Kevin Nowlan, Marc Hempel, Glyn Dillon, Charles Vess, Dean Ormston, D´Israeli, Teddy Kristiansen & Richard Case
Traducido por Diego de los Santos Domingo
Editado por ECC Ediciones
Recomendado para jóvenes lectores
Narración gráfica – Novela gráfica

     Martha Rengifo, lectora fiel de este espacio, ha manifestado su desacuerdo con la publicación excesiva de reseñas dedicadas al mundo de la narración gráfica – a mi esposa ha llegado a preguntarle si ahora solo leo eso-, “bah… Gráficos, gráficas, comiquitas, no me criaron para eso”, ha manifestado en un post anterior sobre Kingdon Come. En algo tiene razón Martha, y es que durante los últimos meses he estado leyendo prioritariamente narración gráfica sobre otro tipo de texto. Lo que me seduce acerca del tema es precisamente aquello que he mencionado en otras entradas, su capacidad para conformar la mitología del siglo XX y XXI; la capacidad de mantener las figuras arquetípicas en estos nuevos tiempos. Uno de sus mejores ejemplos es Sandman de Neil Gaiman.

     Sandman es uno de los siete eternos –Desesperación, Muerte, Destino, Deseo, Delirio, Destrucción, son los otros seis-, principios arquetípicos que rigen la humanidad, y se caracteriza por su solemnidad, responsabilidad y volubilidad. Diez son los volúmenes que narran sus aventuras, yendo desde el momento en que es capturado por sesenta años hasta su disolución y reemplazo.

     Sandman IX. Las benévolas narra como aquella figura arquetípica, que son tres y una sola a la vez, que comparten un ojo y un diente, al tiempo que hilan, tejen y cortan el hilo de la vida; que son doncella, madre y anciana; que velan y vengan, se enfrentan al Señor de los sueños, Sandman, a causa de que este ha dado muerte a su hijo Orfeo. Por supuesto a las Benévolas no les importa que él mismo se lo haya pedido a su padre. Esta es también una historia de muerte y renacimiento.

      Una amplia galería de personajes desfila por la obra de Gaiman. Quizá uno de mis favoritos sea el mismísimo Loki, representado con toda la crudeza del mito nórdico, en su representación del fuego salvaje, el devorador, el principio dinámico del universo, tal y como era caracterizado por Niedner. Loki, quien dice de sí mismo,

Soy la madre de Sleipnir, el caballo de Odín, y el padre de Fenrir, devorador de soles, de la putrefacta Hela y de Jormungund, la serpiente del mundo. Soy Loki labio roto, Loki caminacielos, Loki hijo de gigantes, Loki el embustero. Soy Loki, y soy fuego, ingenio y odio. Soy Loki, y nadie va a obligarme a nada. (p. 144).
    
Las mismas Benévolas se presentan y se definen a sí mismas en su condición del triple principio de la feminidad,

Como madres los despertamos, haciéndolos pasar de la nada a la vida. Como doncellas los despertamos a las alegrías y miserias de la vida adulta, a la lujuria y a las responsabilidades. Y cuando les llega la hora, somos nosotras quienes los lavamos por última vez y los preparamos para el lavatorio (p. 165).

     Por supuesto las alusiones al bardo inmortal no se pueden obviar, en especial aquellas realizadas a Sueño de una noche de verano. Por supuesto, Sandman también aludirán al poder de la palabra, al poder ideológico de las palabras, como cuando Las Benévolas desdicen de su nombre más popular,

Las Furias no, Lobelia. Es un nombre feo. Es una de las cosas que nos llaman a las mujeres para dominarnos… Alcahueta. Arpía. Bruja. Perra. Zorra. Virago. ¿Te parecemos furiosas? (p.193)


     Sandman IX. Las Benévolas, es uno de esos relatos realizados para la eternidad, no simplemente para ser consumida y olvidada en espera de la próxima producción de moda. Gaiman, como lo ha demostrado también con Coraline o American Gods, es un autor que escribe con ambición de posteridad.  

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