YO QUE HE SERVIDO AL REY DE INGLATERRA



Escrito por Bohumil Hrabal
Traducido por Jitka Mlejnková y Alberto Ortiz
Publicado por Ediciones Destino
Recomendado para Grandes Lectores
Novela

     Hay una dignidad en la derrota, que la victoria pocas veces conoce; hay una belleza en la tristeza, que la alegría pocas veces vislumbra; hay una riqueza en tener las manos vacías, que quienes tienen sus arcas llenas desconocen. Quizás, solo quizás, hay mucho de esa esencia en esta novela de Bohumil Hrabal.

     El protagonista de Yo que he servido al rey de Inglaterra es un pobre camarero en Checoslovaquia poco tiempo antes de la Segunda Guerra Mundial. En esa primera fase, su protagonista parece extasiarse ante un mundo nuevo que descubre, tanto su oficio, como las mujeres, como la vida misma. Sus ojos están teñidos de la inocencia misma. En este primer momento, al igual que no mantiene sus pies limpios, desea ante todo tener dinero, mucho dinero, desea ante todo ser alguien, deseo que lo guiará del nadir al cenit y de nuevo al nadir. Amará, primero a las prostitutas a quienes después del amor cubrirá de flores, decorándolas con dulzura y pasión, y luego encontrando el amor como una excusa para ascender en sus deseos, justo cuando la Alemania Nazi se eleva en Europa.     A cada paso que da, Ditie, se encontrará dentro de lo inverosímil, hasta que llega al punto en que se encuentra en medio de la nada, y dentro de ella consigo mismo; pues todo ascenso presagia una caída, y quien cae no tiene otro remedio que volverse a levantar para seguir su camino, no importa si se ha servido al rey de Inglaterra o al Emperador de Abisinia.

     La prosa de Hrabal está teñida de una profunda ironía, pero también de un profundo desencanto, no exento de maravilla; pues aun sabiéndose un marginado Ditie busca un lugar dentro de aquellos que lo rechazan, busca a brazo partido por hacerse un lugar en el mundo, hasta que emprende el camino de su redención.


     Yo que he servido al rey de Inglaterra es una obra bella, de frases extensas y sentencias lapidarias, que conduce al lector por el laberinto que es Ditie, un laberinto que es el reflejo de toda una sociedad cansina, que debería tomar distancia de sí misma para poder, al fin, contemplarse, sin vanidad ni vergüenza.  

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