Autor:
Cixin Liu
Traducido
por Javier Altayó
Editado
por: Ediciones B – Grupo Z
Recomendado
para: Grandes lectores
Novela
– Ciencia ficción
Aunque la ciencia ficción suele ser
considerado un género escapista, la verdad se encuentra muy lejos de allí. Al
tomar distancia –en el tiempo, la tecnología
o la humanidad- permite reflexionar sobre lo que está sucediendo con nosotros
aquí y ahora. La definición clásica de la ciencia ficción dirá que se trata de
una extrapolación de nuestra tecnología actual para ver qué sucede con ella y su
relación con el ser humano. Empero, con el amanecer de la denominada Nueva ola
de la ciencia ficción y el advenimiento desde Europa de la ficción especulativa,
tendremos que decir, como ya lo dijo Norman Spinrad, que Ciencia ficción es
todo lo que los editores publican como ciencia ficción. El campo es amplio, prácticamente
inabarcable y, sin embargo, es común escuchar ahora –como se ha dicho de la
literatura, como se ha dicho de la novela, como se ha dicho de la poesía- que
se está muriendo.
Por supuesto considero que algo de
saturación del mercado, promesas incumplidas y el decaimiento de la ciencia –como
diría Ian Malcolm- como forma de explicar el universo, han tenido algo que ver
con ello. Como ejemplo podemos tener la publicación de El problema de los tres cuerpos.
En alguna parte leí que la novela de Cixin
Liu había ganado el premio Nebula –Uno de los principales premios de la ciencia
ficción- y que se trataba de la primera novela china en lograrlo. Siendo
curioso por el género, y desconociendo casi cualquier cosa de la literatura
china, a excepción de unos cuentos poemas y algo de su mitología, la cosa
prometía. Sin embargo, al acercarme al libro como objeto físico publicado, me
encontré con una triste realidad, en ninguna parte del libro dice de qué trata.
La fajilla –que extravié en alguna parte- y la contraportada se limita a
informar que es el libro favorito, o algo así, de Mark Zuckerberg y Barack
Obama, y que Cixin Liu, “(…) es el escritor de ciencia ficción más relevante en
China, capaz de vender más de un millón de ejemplares en su país (…)”
(Contraportada). Luego vienen frases de medios relevantes, lo que cambia a una de
las solapas con algunos nombres que se supone son influyentes, en tanto la
solapa del inicio se repite lo mismo de la contraportada con una gran cantidad
de superlativos. Por fortuna, quien se
acerca al libro, encuentra que puede sobrevivir a su edición.
El
problema de los tres cuerpos parte de un complejo, verbigracia, problema
que se relaciona con la mecánica clásica y que, en palabras del autor en un pie
de página, “Determinar cómo se moverían tres cuerpos mutuamente influidos por
sus respectivas atracciones gravitacionales es un problema tradicional de la
mecánica clásica, que surge de forma natural en el estudio de le mecánica
celeste” (p. 197). Dejemos esto aquí por un momento.
Uno de las características más importantes del
ser humano es que su extrapolación de lo que puede ser considerado inteligente
parte de sí mismo. Así, el ser humano creo a los dioses a su imagen y
semejanza, y ha creado la vida extraterrestre a su imagen y semejanza. Un poco
más bajos, calvos, jorobados, con caras de insectos, pero más o menos se trata
de formas humanoides que provienes de un planeta orbitando alrededor de un sol,
con problemas similares a los nuestros. Pero, ¿qué sucede si la vida se ha
construido en condiciones por completo diferentes?, digamos un planeta orbitado
por tres soles, ¿cómo sería la naturaleza de un encuentro con ese tipo de vida?
Esa es la premisa de El problema de los
tres cuerpos.
Más allá de esto, empero, y cómo se ha
podido observar, el libro de Cixin Liu responde a la premisa clásica de la
ciencia ficción; es decir, una
extrapolación de condiciones actuales para ver cómo funciona el ser humano en
interacción con ella.
Desde el aspecto narrativo, El problema de los tres cuerpos, maneja
una situación e gran interés, algunos de los cuales se resuelven en este primer
volumen, pero que deja muchos más por despejar en los próximos dos libros –que se
espera se traduzcan en este año-. Desde el aspecto del lenguaje propone una
dificultad que es común a muchos libros de la actualidad y es que se trata de
un lenguaje sencillo –curiosamente esto afecta la resolución de algunas
situaciones en las últimas páginas, de manera tal que expone de manera
explícita al lector respuestas que él podría inferir-, que no reta de manera
particular al lector, que no deja el sabor de un estilo y un lenguaje
particular –un lector reconoce a Clarke, a Dick, a Anderson, entre otros tantos
nombres-, aunque esto también puede ser un asunto de traducción, que es una
forma de decir, en este caso, edición.
Como otras veces, solo decirte que es tan distinta tu forma de reseñar, que invita a ser lector.
ResponderEliminarCiencia ficción china... por leerse.
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